PAN Y CIRCO

VIDA

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Un alivio. Son tantos los partidos jugados a vida o muerte cuyo resultado no era el esperado, alimentando con ello el sinvivir, que la victoria del domingo nos ha devuelto la vida. Salir momentáneamente de los puestos de descenso puede ser anecdótico, pues cuando hay que estarlo es en el último encuentro. Recordemos que en el último descenso el Cádiz entró en él precisamente en el último partido. Pero señores, verse hoy a cuatro por detrás anima, te hace sentir vivo, que estás en la pelea. Y con ello todo toma otro color, y hasta el Carranza volvió a ser el que era, donde los insultos al contrario son 'graciosos'. El resultado parece más ajustado de lo que fue el partido, pues el Cádiz, si no fallara lo que falla, hubiera ganado con holgura a un Elche que durante toda la semana nos había tenido descompuestos por la vitola de equipazo que traía, y que sólo fue la enésima prueba de que en Segunda todos los equipos son iguales, iba a decir de malos, pero esta semana vamos a pasarla tranquilos, así que dejémoslo en iguales. El Cádiz estuvo bien, le echó más ganas que en otras ocasiones, como para no echárselas viendo cómo te esperan veinte niños chicos emocionados por tener una foto con ellos. Lo dicho, estuvieron bien, pero el que de verdad le dio la vida al equipo fue Diego Tristán. No se puede personalizar una victoria, ni voy a jugar a entrenador, ni digo quién tiene que ser titular o suplente, pero pienso que tener a Diego sentado en la grada es un lujo que el Cádiz no se puede permitir. Él le da otra cosa al equipo, él le da eso que sólo tienen las figuras, él le da... ¡¡vida, joder!! Bueno vale, vamos a dejarlo, que no quiero mosquearme, que esta semana es para estar contentos, que se ve un poco la luz. Ya sólo queda no dar ni un paso atrás, mentalizarse que se le puede ganar a cualquiera, creérnoslo. Ahora llega el momento de sobrevivir, de no perder la vida.