Opinion

'Un Parlamento colgado'

La falta de mayoría absoluta coloca a Clegg como árbitro de la situación en el Reino Unido

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Las elecciones en Gran Bretaña no han producido una mayoría absoluta, como en principio está previsto que ocurra gracias a su peculiar sistema electoral. El país se encuentra ante lo que se llama un Parlamento 'colgado', algo que no se producía desde 1974. Ninguno de los tres principales partidos ha conseguido sus objetivos en los comicios. Aunque el partido conservador ha ganado con holgura en votos y escaños, necesita negociar un Gobierno de coalición o un pacto de legislatura con los liberales, a no ser que quiera arriesgarse a gobernar en minoría en tiempos económicos muy difíciles. El dirigente 'tory' David Cameron no ha acabado de convencer a los votantes de la renovación de su formación política y del acierto de su programa y ya ha tendido la mano a los liberales. Por su parte, el liberal Nick Clegg no ha conseguido traducir en muchos más votos su popularidad mediática y su tirón televisivo. Es cierto que a pesar de ello su partido es árbitro de la situación. Desde hoy, el diputado liberal está dispuesto a pactar sólo con quien favorezca la reforma del injusto sistema electoral (los laboristas han obtenido cerca de 258 escaños con el 29%, los liberales 59 escaños con el 23%). El claro perdedor de las elecciones ha sido el primer ministro Gordon Brown, que ha cedido a sus adversarios políticos alrededor de cien escaños, por el desgaste de trece años de laborismo y su escaso atractivo como orador. No obstante, Gordon Brown sigue siendo el primer ministro hasta que surja una coalición alternativa en el nuevo Parlamento y todavía podría intentar el pacto con los liberales si los conservadores no lo consiguen en una primera negociación. Este escenario de Parlamento 'colgado', que durará al menos un par de semanas, no ayuda a remediar la mala situación económica y financiera de Gran Bretaña, necesitada de más medidas de calado para terminar de salir de la crisis. Lo que sí que parece seguro es que una vez que se consiga pactar un Gobierno, todas las fuerzas políticas británicas, sin renunciar a su derecho a discrepar, se unirán para sacar adelante las reformas que necesita su país.