NADANDO CON CHOCOS

CERRADO POR DERROTA

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Después de escuchar al tipejo de Standard&Poors, cabe cualquier cosa. Hasta esperar que baje Dios en una nube de entre los cielos, como si fuera Goku, llame a su puerta, abra la alforja y le entregue un maletín con cien millones de dólares. Eso ya lo hizo cuando los panes y los peces, la burbuja de Internet y con las promociones sobre plano. Y las últimas dos le salieron mal. Los comerciantes de Cádiz creían que iba a suceder. Que el Mesías iba a desembarcar y les iba a entrar en el chiringuito a solucionarles la vida. Por su cara bonita. Lo más curioso es la habilidad del español para largarse del campo al primer gol del contrario. Eso es muy nuestro. Después de los barcos, pasó igualito. Se han dado por vencidos antes de pitar el final. Leo absorto declaraciones de un papelero que se queja por haber vendido lo normal y otros doce bandoleros hablando del fracaso que supone levantar la persiana para nada, 'ome por favó'.

Como no salió el primer día, pues no volverá a salir, ¿para qué intentar nada? Cuelgan ya carteles de 'cerrado por derrota' y hordas de ultranacionalistas critican al guiri ese que anda y no gasta, al guiri diesel, con esa cara de bobo que tiene el tío. Cosa que estaría más graciosa si de los naranjos de la plaza de España colgaran fajos de billetes. Pero no. ¿Se han fijado en la cantidad de expertos en turistas que hay por metro cuadrado de barra de bar? Y ninguno admite la única verdad: que a las alemanas les pirran los zapatos de Marypaz. Pues que se los compren en Grecia, que otro día no abren ni los de Urgencias, y que no vengan a tocar las pelotas, que aquí en Cádiz estaban muy bien antes de que los fenicios, los romanos, los genoveses y los comerciantes de América vinieran a rompernos el culo y a hacernos abrir al mediodía. Qué triste abril.