PAN Y CIRCO

VUELVE EL HOMBRE

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Un análisis de lo que han sido los cuatro primeros grandes premios nos invita a pensar que nos espera una temporada de F-1 plagada de emociones y diversión con el condimento principal de ver de nuevo a Fernando Alonso luchando por ganar. Cierto es que su deslumbrante puesta de largo en Bahrein ha venido acompañada por la preocupante fragilidad que viene mostrando el motor Ferrari. Pero ya hemos visto algunos atisbos de ese piloto al que siempre se le dan mejor las carreras que las tandas de entrenamiento y que procura dejarle muy claro a su compañero de escudería que él está aquí para ganar. Resulta significativo que su llegada a una escudería con un innegable aroma a familia -lejos de la frialdad de McLaren- saca a relucir su lado más comedido a la hora de analizar cualquier situación a micrófono abierto. Además, el bicampeón es consciente de que algunos de sus pronósticos se están cumpliendo aunque otros ya no tanto. Sebastian Vettel, a pesar de estar cinco puntos por debajo, sigue siendo el rival a tener más en cuenta porque Red Bull y Adrian Newey le han dado argumentos para aspirar a lo máximo. La presencia de Schumacher ha tenido un efecto contrario al esperado pues, mientras el 'kaiser' se adapta a su nuevo papel de secundario de lujo, su compañero de taller se ha puesto las pilas al extremo de que Nico Rosberg también está dispuesto a liarla en el presente ejercicio. En casa, está claro, no está el enemigo y Felipe Massa terminará por confirmarse como lo que es, un piloto al que le ha tocado la lotería, por estar donde está, pero del que no se pueden esperar hitos. Punto y aparte para Button y Hamilton. Mientras el primero no entraba en ninguna quiniela, ahí lo tienen líder y rezando porque la lluvia sea un fenómeno habitual. De Lewis qué decir sino que da la impresión de estar -para lo bueno y lo malo- más acelerado que nunca.