Opinion

El voto de los británicos

Por primera vez desde el fin de la guerra podría ser necesaria una coalición

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Con la difusión ayer del manifiesto electoral del Partido Liberal Demócrata, las tres grandes formaciones han presentado ya al público británico sus propuestas para las elecciones del 6 de mayo. No hay un pronóstico claro y sólo dos constataciones: la situación económica es el problema central y tal vez, por vez primera desde el fin de la guerra, podría ser necesaria una coalición de Gobierno a falta de una mayoría clara. El Reino Unido salió oficialmente de la recesión a primeros de año y el certificado lo dio el humilde 0,4% de crecimiento del PIB de febrero en proyección anual. Pero además de un desempleo alto (11,7%) la situación de las finanzas públicas es muy preocupante: un déficit presupuestario 'griego', del 11,8% y una deuda pública superior al 60. En estas circunstancias, y considerando que los laboristas llevan 13 años administrando el país, la victoria de la oposición conservadora debería estar cantada. Pero no es así. El laborismo volvió al poder en 1997 tras un largo período conservador y bajo el impulso de una personalidad de primer orden, Tony Blair. Pero su heredero y ministro del Tesoro por una década, Gordon Brown, es percibido como distinto y pese a la gravedad de la crisis, como particularmente bien dotado para hacerle frente. Por lo demás, sus recetas de esfuerzo, eficiencia y recorte fiscal no difieren gran cosa de las de sus adversarios, salvo en el calendario: Brown las escalona más y las dulcifica un poco. El líder 'tory', David Cameron, tras haber llegado a tener ventajas escandalosas de más de veinte puntos, ha ido cediendo y a día de hoy, aunque ni un solo sondeo ha dado ganadores a los laboristas, se vive una situación de virtual empate técnico. En ese escenario, el 20% del tercero en discordia, los liberal-demócratas podrían dar por una vez un número de escaños suficiente para entrar en un Ejecutivo de coalición, pero ¿con quién? Los laboristas han prometido a menudo en el pasado cambiar la ley electoral, hacerla un poco proporcional y atenuar el injusto déficit de representación popular y nunca han cumplido su promesa. Tal vez, por necesidad, se decidan ahora a tomar una iniciativa tan razonable.