SAN FERNANDO

Un estafador de La Isla vende nueve veces la misma parcela en tres meses

La Audiencia lo condena a dos años de cárcel, que suplirá con una multa, y a devolver el dinero a los timados

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Era el año 2005, la crisis aún ni se apreciaba de lejos y los negocios de compra y venta de terrenos -incluso los industriales- se cerraban con una velocidad pasmosa, abonando el terreno para la especulación, el trapicheo y sobre todo la estafa. En tales circunstancias, Nicolás García Abellán, un vecino de San Fernando, lo tuvo fácil para hacer negocio de forma ilícita: vendió una parcela del polígono Fadricas a nueve compradores distintos, sin consultar las operaciones con sus hermanos, que eran copropietarios del suelo.

La Audiencia Provincial de Cádiz lo ha condenado ahora a dos años de prisión por un delito continuado de estafa y múltiple venta, en una sentencia de conformidad por la que el propio acusado admitía los hechos a cambio de reducir la pena de seis años que pedían los estafados. El hombre, sin embargo, no irá a la cárcel ya que el tribunal (con la aprobación de las víctimas) ha sustituido la cárcel por una multa económica. Aunque tendrá que devolver los 27.800 euros que obtuvo como adelanto de las distintas operaciones.

El terreno en cuestión -de 7.662 metros cuadrados- está situado en el polígono industrial de Fadricas (en la calle del Ferrocarril, número 111), y fue vendido por trozos de entre 1.000 y 2.500 metros cuadrados en nueve ocasiones. Es decir, Nicolás llegó a comprometer un total de 15.213 metros cuadrados en los contratos de compraventa, a pesar de que sólo poseía 2.556 metros, ya que el solar estaba segregado entre él y dos de sus hermanos en régimen de indiviso.

Negoció con suelo ajeno

Según considera probado el tribunal en la sentencia, ambos parientes nunca manifestaron al condenado que quisieran poner en venta su parte de la propiedad, por lo que Nicolás García habría hecho uso de unos terrenos que no eran suyos. La intención del estafador, de hecho, era comprar a sus hermanos las porciones de parcela que les correspondía, para revenderlas después. Así, en algunos de los contratos que firmó con las víctimas incluyó una cláusula en la que obligaba a escriturar los suelos «una vez pasaran a su propiedad las partes de sus hermanos», según indica la sentencia.

Además de la pena de dos años -que ya se habría cumplido en prisión provisional-, el tribunal ha dictado en un auto posterior a la sentencia que el condenado indemnice a varios de los estafados, devolviéndoles parte de lo que entregaron como adelanto de las compras -desde quinientos a seis mil euros por persona-, además de los intereses.