EL CHEQUEO

Tasas

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En los últimos meses toda la información sobre Chiclana parece focalizarse en la legalización o no de viviendas, dejando aparcadas otras muchas cuestiones, como los impuestos, de interés para una gran mayoría de ciudadanos, aquellos que tienen sus viviendas legales. El primer golpe para el bolsillo de los chiclaneros se produjo con la subida del IBI, consecuencia de una desmesurada y exagerada revisión catastral.

Actualmente, el Ayuntamiento, con voraz apetito recaudatorio, está castigando a muchos vecinos con la formación del Padrón de Tasa por entrada de vehículos, lo que coloquialmente llamamos vado. Hasta el momento, ese vado consistía en que la persona que quería tener libre la entrada a su garaje, es decir aprovechar privativamente el dominio público, pagaba una tasa y, en contraprestación, si alguien obstruía el acceso podía llamar a la policía municipal para que una grúa retirara el vehículo ajeno. Pero ahora el Ayuntamiento de Chiclana va más allá, pues, retorciendo el artículo 20 de de la Ley Reguladora de Haciendas Locales, intenta ampliar el sujeto pasivo a ciudadanos que ni utilizan privativamente el suelo público ni quieren hacerlo. Pretende cobrar dicha tasa a todo ciudadano que en la entrada de su propiedad tenga badén o paso sobre el acerado, al margen de que la obra haya sido o no ejecutada por él, sea su único acceso a la vivienda, sirva exclusivamente para minusválidos, o no tenga intención de usarlo como paso de vehículos porque no tenga garaje o incluso carezca de vehículo. Por lo que el Ayuntamiento está obviando el requisito básico del hecho imponible, es decir, el aprovechamiento real del espacio público con fines particulares. Imaginemos qué ocurriría si un local de hostelería tuviera que abonar la tasa por ocupar la acera por el simple hecho de tener espacio disponible delante del negocio, aunque en ningún momento el dueño tenga la intención de poner mesa alguna. ¿No sería una aberración jurídica?

Lo peor de estos disparates es que se contagian y no será raro que municipios cercanos muy pronto adopten las mismas medidas. En estos tiempos de crisis, los Ayuntamientos, en vez de inventarse nuevas fórmulas para recaudar más, con ordenanzas fiscales que exprimen a sus administrados, deberían emplear toda su imaginación en métodos para reducir gastos.