Opinion

El pacto

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Para llegar a un acuerdo tienen que ceder las partes: Gobierno y oposición, para así llegar al tan necesitado pacto. Los españoles decimos alto y clarito: qué mayor interés que resolver los graves problemas económicos que asolan al país de los 4 millones de parados. No hay que ser economista para saber que congelando los salarios de los funcionarios o bajando las pensiones no se sale de la crisis, muy al contrario se acrecienta. ¿No sería mejor llevar la austeridad a los sueldos de los políticos? ¿Reducir los numerosísimos puestos de todas las Administraciones, muchos de ellos prescindibles? ¿Que la Banca, socorrida por el Gobierno, alivie con créditos a familias y Pymes?. Se les paga y se les vota para resolver los problemas de los ciudadanos. Que sean eficaces y hagan bien su trabajo, luego se les juzgará por los resultados.

Recalca el presidente del PP-A, Javier Arenas, que están preparados para gobernar, pero pide un empujoncito para hacerlo en amplia mayoría, para que ¡al fin! sus sueños -llevan 30 años soñando lo mismo- se hagan realidad. Aún falta para que, tal vez, el PP pueda ganar el encuentro. No obstante un partido no se gana antes de jugarlo o, existe otra máxima en el fútbol, hasta que el árbitro no pita el final del encuentro... Es verdad que, ahora, la oposición tiene a su favor el sentimiento descorazonador de una población: con el descontento de unos se benefician otros.

El PSOE por su parte, ha tenido la oportunidad de poner a nuestra comunidad en valor y colocarla en el lugar que le corresponde. No lo ha hecho en tres décadas. En esas está también Jerez, esperando a que se hagan realidad sus proyectos. En ocasiones las crisis provocan distanciamiento, separan en lugar de unir a una familia. En la política parece que pasara lo mismo. Los miembros del ejecutivo se contradicen, los ministros menos destacados se quejan de que los grandes proyectos se cuecen en Moncloa.Vamos igual que en Jerez pero a gran escala. Aquí, como en el resto del país, hay tensión social y política, aunque el mensaje que se vende es de tranquilidad, de una Pilar Sánchez alabando en público la gestión y el esfuerzo de sus concejales. Minimizando pues los problemas que tiene la ciudad. Otra cosa es que nos lo creamos.