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«Mamá, ¿tú en qué trabajas? Por España»

'Vanity fair' lleva a su portada a los Príncipes de Asturias y desvela detalles de su vida privada, como esta pregunta de la infanta Leonor a doña Letizia

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Esta portada amenaza con levantar ampollas. 'Vanity fair' dedica su número de marzo a los Príncipes de Asturias. Oficialmente no conceden entrevistas a los medios, pero en el reportaje se cuentan muchos detalles personales, así que la mecha del debate está ya encendida. Desde la revista ni afirman ni desmienten. Dicen que han estado «más cerca que nadie» de los Príncipes para elaborar este número, pero hasta ahí pueden leer. «Si hemos hablado con ellos para este reportaje no podemos contarlo», alimentan el enigma. No hay frases entrecomilladas atribuibles a ninguno, pero sí comentarios de otras personas cercanas a la Casa Real y retazos de la vida familiar. Como que la infanta Leonor, la mayor, le pregunta a su madre: «¿En qué trabajas?» y ella le responde: «Por España, hija, para tratar de mejorar mi país». O que doña Letizia, cuando se le acerca algún conocido y está con el Príncipe, le dice sencillamente: «Te presento a mi chico».

También se apunta en la revista que don Felipe está ya preparado para suceder al Rey y convertirse en Felipe VI, y aventuran que en esta transición su mujer será fundamental por la cercanía que transmite. En torno a ella gira buena parte del reportaje, que deja entrever cómo es la princesa de las puertas de Palacio para adentro. Los periodistas que han estado con ella la pintan como una mujer «insólita, fuerte, agresiva, de ésas que intimidan a los hombres. Una persona vehemente que dice lo que piensa. Curiosa, pregunta más que responde». La Princesa de Asturias «es enérgica, toquetea los hombros de sus interlocutores, les coge las muñecas, las manos... Quiere resultar convincente en lo que dice». Pero también es una mujer que «minimiza al extremo su papel». «No soy nadie, no soy nadie, se repite. El importante aquí es Felipe», recoge el reportaje de 'Vanity fair', que arranca así: «Pasadas las dos de la tarde, concluida su última audiencia del día en Palacio, Letizia Ortiz saborea un caramelo aromático. Está cansada. Lleva horas hablando. Tiene la garganta seca y síntomas de un constipado. De un bolso grande extrae un pañuelo gris que se ata al cuello, protegiéndose. Es tarde. Tiene que comer rápido».