Cristiano fuerza, participa en el gol y perdona

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Cristiano Ronaldo forzó para reaparecer tres semanas después de la lesión muscular que sufrió durante el Real Madrid-Borussia Dortmund y, como era de esperar, fue uno de los grandes protagonistas ante el Bayern, aunque le faltó el gol. Aun lejos de su mejor forma, puso en pie al Bernabéu cuando fue sustituido, correspondido con una sonora y merecida ovación. El crack portugués participó en la jugada del tanto de la victoria y, raro en él, perdonó solo ante Neuer el que podía haber sido el segundo de su equipo antes de la media hora. En otro contragolpe, y desde la posición de ‘9’, recibió de Benzema y la pegó de primeras, pero su remate con la derecha se marchó alto cuando el Bernabéu ya cantaba el 2-0. Cristiano se lamentó, lleno de ira, llevándose entonces las manos a la cara, consciente de que había desperdiciado una oportunidad inmejorable. De las que no suele fallar un delantero de su categoría.

Carlo Ancelotti había advertido la víspera de que si había riesgo de recaída, Cristiano no jugaría la ida de las semifinales, pero el delantero luso ya había ofrecido en los entrenamientos suficientes muestras de recuperación y, aunque fue duda casi hasta última hora y no estaba a tope, se vio en condiciones. “Disponible”, como había exigido su técnico, para regresar tras perderse la final de la Copa en Mestalla, donde Ancelotti alineó arriba a Benzema y Bale. Contra el Bayern, Cristiano escapó de su habitual banda izquierda para irse al centro, formó junto al francés la pareja de ataque y, desde la frontal, aunque bajo físicamente, generó miedo cada vez que entró en juego.

20 minutos en tocar un balón

Ante el planteamiento defensivo de Ancelotti y el arranque dominador y al ataque del Bayern, Cristiano tardó casi 20 minutos en tocar un balón, pero cuando lo hizo fue para jugar a matar. En la primera contra letal de los blancos, Isco se la puso a Cristiano y el astro portugués se la dio a Coentrao para que su compatriota fuese el asistente de Benzema en el 1-0. De inmediato, el máximo goleador blanco dio el segundo aviso con un cabezazo a las manos de Neuer. Le costó entrar, pero se soltó al contraataque, y estuvo, como siempre, muy activo, y menos individualista que de costumbre, preparado para ser decisivo en otro de los duelos grandes, aunque no le acompañase la puntería en una ocasión clarísima.

Para un choque de tanta trascendencia, estaba dispuesto a jugársela, a riesgo de perderse el tramo definitivo de la temporada e incluso el Mundial, y cumplió sus deseos para reencontrarse con el Bernabéu. Eso sí. Su primer remate a portería con la pierna ‘mala’, la izquierda de la tendinitis rotuliana en la rodilla y la rotura fibrilar en el bíceps femoral de ese muslo, no llegó hasta el minuto 45. Acabó en córner. El segundo y último con la zurda, todavía mejor, fue en el 69, cuando obligó a emplearse a Neuer, a quien también puso a prueba con la derecha. Una máquina, aun sin estar a pleno rendimiento.