Imagen de archivo de María de Villota.
luto en el mundo del deporte

María de Villota: la vida como regalo

La muerte de María de Villota golpea con dureza el mundo del deporte y la Fórmula 1 se tiñe de luto

MADRID Actualizado: Guardar
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Mientras el mundo de la Fórmula 1 miraba hacia Suzuka, donde se estaban disputando los entrenamientos libres del Gran Premio de Japón, desde Sevilla llegaba una noticia que ha eclipsado cualquier disputa deportiva: María de Villota aparecía muerta en su cama del hotel de Sevilla donde se hospedaba para dar una conferencia este mismo viernes. El cadáver de la piloto madrileña, según fuentes policiales, se encontró en su cama, sin signos de violencia de ningún tipo. El servicio de Emergencias de Sevilla recibió el aviso a primera hora de la mañana y pese a los intentos por reanimarla, no se pudo hacer nada. A las 10.00 horas un coche fúnebre la trasladó al Instituto Anatómico Forense, donde le practicarán una autopsia para determinar las causas definitivas del fallecimiento.

Su ponencia en el centro de congresos FIBES de la ciudad andaluza era uno de los puntos más fuertes del congreso 'Lo que de verdad importa', que ha sido cancelado, en el que iba a dar una charla dirigida a jóvenes donde los ponentes iban a contar experiencias vitales que les sirvieran de ejemplo de cara a su futuro.

Un objetivo desde pequeña: la Fórmula 1

Si hay una palabra que define la vida de María de Villota, trágicamente sesgada a los 33 años, esa es la tenacidad. Nunca se rindió. Desde muy pequeña, la hija de Emilio de Villota, ex piloto de Fórmula 1, tenía muy claro que quería seguir los pasos de su padre y acabar siendo una más del paddock. Para ello fue escalando en diferentes categorías del automovilismo profesional, tanto en turismos como en monoplazas. Desde la F3 española hasta la Superleague Fórmula defendiendo los colores del Atlético de Madrid, pasando por las 24 Horas de Daytona o la Ferrari Challenge, María siempre fue dando pasos firmes pero seguros hacia su gran objetivo: el sueño de la Fórmula 1.

Si bien sus méritos deportivos no destacaron, ese algo especial que la envolvía llamó la atención del equipo Lotus Renault. En verano de 2011, tras arduas negociaciones, dio sus primeros kilómetros oficiales en un Fórmula 1 en el circuito de Paul Ricard. Las buenas sensaciones que dejó le abrieron, por fin, la puerta al Gran Circo. Marussia llamó a su puerta y pasó a formar parte del equipo ruso en calidad de piloto de pruebas para la temporada 2012. Su gran oportunidad estaba a punto de llegar.

El accidente que lo cambió todo

En ciernes del verano de 2012, le anunciaron una gran noticia: iba a participar en unos test en el aeródromo británico de Duxford. El 3 de julio le cambió la vida, pero no como ella ni nadie lo hubiera deseado. Acababa de montar en el MR01, y tras apenas haber calentado un poco, perdía el control del monoplaza y se estrellaba contra un camión que, incomprensiblemente, estaba mal aparcado y con la rampa colocada en linea con los ojos de María.

El accidente la convirtió en el foco de atención de repente. Sus méritos deportivos anteriores fueron obviados, la posibilidad de llegar a competir en el campeonato de Fórmula 1, con lo que eso hubiera impulsado el deporte femenino, se convirtieron en datos de segundo grado de interés. El mundo del deporte se volcó con ella, para mandarle su apoyo, ánimo y sus oraciones. Su vida, casi milagrosamente, se salvó, pero las secuelas nunca desaparecieron. Las físicas se quedaron ahí en forma de un parche, que ella misma se encargó de transformar en un complemento de estilo y moda. Perdió un ojo, el derecho, y le quedaron cicatrices en la cabeza y el rostro. El deporte perdió a una deportista, pero ganó a la mejor embajadora de valores posible.

El cruel destino ha querido que exactamente 365 días después de su primera aparición pública ante la prensa estemos hablando de ella en pasado. En la rueda de prensa que dio en el Consejo Superior de Deportes, ante la mirada de muchos periodistas y compañeros deportistas, con Carlos Sainz (padre e hijo) en primera fila, dio toda una declaración de intenciones: “Esta es la verdadera María”.

La figura de María de Villota se convirtió desde entonces en un ejemplo de superación personal Tras verse obligada a abandonar la práctica deportiva de primer nivel, y mientras seguía con su proceso de recuperación en manos de los mejores especialistas, centró su vida en las causas sociales. Su labor fue recompensada por la Federación Internacional de Automovilismo al nombrarla miembro de pleno derecho de la Comisión de Pilotos, junto a leyendas como Emerson Fittipaldi o Nigel Mansell. En parte, en ella recaía la responsabilidad de mejorar el funcionamiento del automovilismo deportivo y la seguridad. Compaginaba sus diversas labores con la de colaboradora en Antena 3, donde tenía una sección de consejos seguridad al volante.

La vida como regalo: su legado

Tras casarse en julio, estaba inmersa en su último gran proyecto. Este lunes día 14 de octubre iba a presentar un libro, cuyo título es todo un resumen de su herencia: “La vida como regalo”. En él, María transmite en primera persona cómo ha ido superando las piedras en el camino que le fueron impuestas hasta que, finalmente, una última la ha arrebatado de golpe, cuando más falta hace que la sociedad tenga faros donde mirar en esta crisis de valores.

El mundo del deporte se ha mostrado consternado con la noticia. Tanto los pilotos, con Fernando Alonso a la cabeza, como todos los equipos del paddock de Suzuka mostraron su dolor al conocer la trágica noticia. También otros deportistas, como Jorge Lorenzo, Iker Casillas o Nico Almagro han emitido sendos mensajes de apoyo a la familia y los amigos de María, que eran muchos. El mensaje más duro llega desde la propia familia Villota. A través de Facebook, los Villota se han unido para transmitir su pesar. Totalmente rotos, han escrito: “Queridos amigos: María se nos ha ido. Tenía que ir al cielo como todos los ángeles. Doy gracias a Dios por el año y medio de más que la dejó entre nosotros. Fdo. Familia Villota”.

María nos ha dejado y su hueco será irremplazable, pero nos queda su mensaje. “La vida como regalo” es toda una declaración de intenciones, y aunque nunca más podrá dedicar esa inconfundible sonrisa, su vitalidad, su tenacidad y su optimismo han calado muy hondo. La sociedad ha perdido a una deportista, pero ha ganado un gran ejemplo.