MUNDIALES DE ATLETISMO

Isibáyeva deja su trono vacante durante 18 meses

La saltadora tratará de regresar a la competición después de ser madre

MOSCÚ (RUSIA) Actualizado: Guardar
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La saltadora rusa de pértiga, Yelena Isinbáyeva, la favorita del público moscovita en el Mundial de atletismo de 2013, dejará su trono desierto durante un año y medio, un período sabático en el que espera tener un hijo y después decidirá si continúa hasta Río 2016.

«Me tomo un período de descanso de 18 meses, nueve meses de embarazo y otros nueve para cuidar del bebé», afirmó la rusa de 31 años, después de que el martes lograra su tercer título mundial, tras cinco años de sinsabores. «No me retiro por el momento. Simplemente hago una pausa para tener un hijo y entonce trataré de volver para Río, pero solo con la condición de sigo siendo competitiva. Si las cosas no vuelven a ser las misma me retiraré oficialmente», anunció la zarina en Moscú.

Isinbáyeva, la reina de la pértiga, es la única que hace sombra al jamaicano Usain Bolt en cuanto a popularidad en Moscú 2013. Detrás deja un legado importante en el mundo del atletismo, tres oros en Mundiales (2005, 2007 y 2013) y dos olímpicos (Atenas-2004 y Pekín-2008). En los Juegos del año pasado en Londres 2012, Isinbáyeva solo pudo ser tercera. «En este Mundial de Moscú me sentí en casa. Si los Juegos Olímpicos hubieran sido en Rusia el pasado año, los resultados habrían sido diferentes de lo que lo fueron en Londres», explicó la rusa.

Su medalla de oro en el Mundial de Moscú 2013 le ha dado un gran alivio tras unos años (2009-2012) marcados por una sucesión de fracasos inhabituales en la única mujer que ha conseguido superar los cinco metros con la pértiga, y que ha batido el récord del mundo 28 veces hasta dejarlo en 5,06 metros.

En 2006, decidió dejar a su entrenador Yevgeny Trofimov para trabajar con Vitaly Petrov, una decisión que le costó cara al coincidir con su bajón de resultados. Tras acostumbrarse a encadenar éxito tras éxito, la zarina vivió grandes decepciones en los últimos cuatro años: fue undécima en el Mundial de Berlín-2009, sexta en el Mundial de Daegu (Corea del Sur) y tercera en los Juegos de Londres-2012. La 'muñeca rusa', hija de un fontanero y de una cajera de supermercado, cambió de vida radicalmente: se fue de casa de sus padres para establecerse en Mónaco y entrenar en el Principado, en Formia (Italia) y también en Donetsk, el centro de la galaxia Bubka.

Reconciliada con el preparador de su infancia, desde 2011 Isinbáyeva ha vuelto a su mejor forma, como en 2008, cuando era prácticamente invencible. «Cometí un error al romper con Yevgeny, pero afortunadamente lo he corregido y ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Es mi entrenador, mi amigo y puede que mi segundo padre», afirmó.

Isinbáyeva inició su carrera deportiva como gimnasta en Volgogrado (antigua Stalingrado), pero luego optó por la pértiga, a los 15 años, ya que se la consideró demasiado alta para la gimnasia.

Su pasión por el deporte no se detiene en el atletismo y reconoce ser aficionada a la gimnasia y la Fórmula 1. Su carácter tranquilo le permite además dormir profundamente, hasta nueve horas por noche y dos de siesta. Ahora tiene dos objetivos: ser madre y después prepararse para ser campeona olímpica en Rio-2016. Mientras tanto, su reino quedó vacante.