tensión EN EL PAÍS

La violencia sectaria deja al menos otros 67 muertos en Irak

Los sunitas son objeto de varios ataques después de que los chiitas vivieran dos jornadas especialmente mortíferas

BAGDAD Actualizado: Guardar
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Al menos 67 personas han muerto este viernes en Irak en varios ataques cometidos contra sunitas después de que los chiitas vivieran dos jornadas especialmente mortíferas, lo que ha generado un clima de creciente tensión entre las dos comunidades. Estos atentados resucitan el espectro de la violencia interconfesional, que dejó decenas de miles de muertos tras la invasión estadounidense de 2003.

En Baquba, a 60 kilómetros al nordeste de Bagdad, se perpetraron dos atentados consecutivos contra fieles sunitas después de la oración semanal del viernes que se saldaron con 41 personas muertas y 57 heridas, han informado fuentes policiales y médicas. Una primera bomba explotó cerca de la mezquita de Saria en el momento en que los fieles salían de ella. A continuación, un segundo artefacto estalló y alcanzó a los curiosos que se habían acercado hasta el lugar del primer ataque, han precisado estas fuentes. La policía estableció un perímetro de seguridad en el lugar así como alrededor del principal hospital de la ciudad, donde las ambulancias trasladaban a las víctimas.

Por otro lado, al menos catorce personas fallecieron y otras 35 resultaron heridas en la explosión de dos bombas en el oeste de Bagdad, de mayoría sunita, mientras que el estallido de otros dos artefactos en un barrio también sunita, pero esta vez del sur de la capital iraquí, dejaron dos muertos y siete heridos, según fuentes médicas y de seguridad.

Además, en Madain, a 25 kilómetros al sur de la capital, una bomba explotó durante el funeral de un sunita, dejando ocho muertos y al menos 25 heridos, según fuentes de seguridad y médicas. En la ciudad sunita de Faluya, al oeste de Bagdad, la explosión de una bomba en una cafetería mató a dos personas e hirió a ocho, han informado la policía y un médico.

Estas últimas semanas, numerosos lugares de culto sunitas y chiitas fueron objeto de ataques, mientras la tensión aumenta entre el Gobierno de Nuri al Maliki, de confesión chiita, y los sunitas, una minoría en el país. Los atentados de este viernes se producen tras dos días de ataques que dejaron decenas de chiitas muertos.

El jueves, un kamikaze mató a doce personas a la entrada de una mezquita chiita en Kirkuk (norte), donde los familiares de las víctimas de la violencia del miércoles recibían las condolencias. En Bagdad, también el jueves, varios coches bomba estallaron en tres barrios de mayoría chiita y dejaron diez muertos. El miércoles, otras 21 personas fallecieron por una serie de explosiones registradas en zonas chiitas de la capital.

"Es responsabilidad de todos los dirigentes detener el baño de sangre en este país y proteger a los ciudadanos", ha afirmado en un comunicado el emisario de la ONU, Martin Kobler. "Niños pequeños son quemados vivos en coches. Fieles son abatidos ante sus propias mezquitas. Es más que inaceptable", ha agregado. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, consideró el jueves que "el derramamiento de sangre es el resultado del odio interconfesional". "Esos crímenes son el resultado de la mentalidad sectaria", añadió.

200 fallecidos cada mes

Desde finales de diciembre, se registran regularmente manifestaciones contra el primer ministro en varias zonas de mayoría sunita. Los participantes acusan a las autoridades de estigmatizar a su comunidad con arrestos y acusaciones de "terrorismo" injustificados. Frente a estas manifestaciones, el Gobierno realizó varias concesiones como la liberación de prisioneros y el aumento de los salarios a los sunitas que combaten contra Al-Qaida, pero los asuntos causantes del problema no fueron solucionados.

El 23 de abril, la intervención de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes desencadenó enfrentamientos armados. En total 240 personas murieron en una semana, la mayoría en ataques y combates entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes sunitas.

Desde principios de año, la violencia dejó más de 200 fallecidos al mes, con un máximo de más de 460 víctimas mortales en abril, según un balance de Afp, lo que hizo temer una vuelta a los años negros de 2006-2007, aunque por aquel entonces las cifras superaban los 1.000 muertos por mes. Más de 255 personas perdieron la vida desde principios del mes de mayo.