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Villa, en lo alto de la montaña rusa

Su trayectoria en el Barça ha tenido altibajos pero ahora la afición está de su lado y jugará en el Bernabéu

BARCELONA Actualizado: Guardar
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DavidVilla nunca lo ha tenido fácil en el Barça. Fue el último fichaje de Joan Laporta antes de dejar la presidencia, pero aquellos 40 millones de euros que se comprometió a pagar al Valencia fueron vistos como un legado en forma de lastre económico por Sandro Rosell y la junta directiva entrante. Si el 21 de mayo de 2010, fecha de su presentación en el Camp Nou, podría parecer caro, cuando comenzó a entrenar en julio ya era considerado un precio justo, casi barato. En medio, un Mundial 2010 inconmesurable por encima del nivel de jugadores como Leo Messi o Cristiano Ronaldo. Logró 5 goles decisivos para que España conquistara el título en Sudáfrica.

Sus inicios en el Barça no fueron fáciles. Pep Guardiola ya le avisó que debería adaptarse a la izquierda del ataque para dejar espacio a Messi. Y lo hizo con un ejercicio admirable de humildad y disciplina táctica. Pero le faltaba fluidez en el juego combinativo y arrancó sin demasiada puntería, hasta el punto de que José Mourinho le atacó para defender a Benzema con una de aquellas indirectas típicas del portugués. El 'Guaje' contestó con dos goles en el 5-0 del Camp Nou y superó la primera mini-crisis. De ahí hasta el final de temporada mantuvo una línea de regularidad que ayudó al equipo a ganar la Liga y la Liga de Campeones, con un 3-1 al Manchester United que cerró con un golazo. Le ponía un broche de oro a su labor, apreciada por los técnicos y los compañeros, aunque quedó la sensación de que se quedó a medias del nivel mostrado en Sporting, Zaragoza, Valencia y la selección.

Su segunda temporada, la 2011-12, comenzó de forma parecida a la primera, sin demasiado acierto ante la portería contraria y con los primeros rumores de una supuesta mala relación con Messi. Conoció la suplencia, incluso en el clásico liguero del Santiago Bernabéu de diciembre de 2011. Aquella crisis deportiva fue una anécdota con la personal que vino unos días después: rotura de la tibia izquierda en el Mundial de clubes de Japón y ocho eternos meses de baja, principalmente porque se hizo ilusiones de poder reaparecer a los cinco para disputar la Eurocopa 2012. Y no, no fue posible.

Y desde que volvió a jugar en agosto ha demostrado que sigue llevando el gol en la sangre, pero no ha podido hacerse con la titularidad por diversos motivos: primero, por la falta de ritmo y físico; después, por algunas secuelas de la lesión (molestias en el tobillo izquierdo y un percance muscular), además de un cólico nefrítrico; y, sobre todo, porque la competencia en la plantilla ha impedido a los técnicos darle los cinco partidos seguidos que necesita cualquier jugador para recobrar la confianza. Para empeorar su ánimo, no faltaron un par de broncas en el campo de Messi hacia el asturiano. Y, teniendo en cuenta que acaba contrato en 2014, año del Mundial de Brasil, su posible marcha en junio de 2013 ha sido un tema habitual en los medios de comunicación. Por él, para jugar más minutos en otro club y no perderse la cita de Brasil, y por el club, que podría ingresar una cifra cercana a los 10 millones por su traspaso. El Arsenal está seriamente interesado.

Entre unas cosas y otras, la vida de Villa en el Barça ha sido una montaña rusa de emociones y sentimientos, de alegrías y tristezas, de críticas y alabanzas, hasta llegar al inesperado momento actual. Con 12 goles en este curso (siete en la Liga y cinco en la Copa) en apenas nueve partidos como titular y con una efectividad brutal por el número de remates (12 en la Liga), nunca ha tenido como ahora el apoyo de la afición, harta de la insistencia de los técnicos en Alexis y consciente de que ante el Milan el 'Guaje' será imprescindible. Hasta Messi ha dicho públicamente que necesita a Villa en el once jugando más centrado para fijar a los centrales. El mal momento de Cesc, el hombre que le quita el puesto al entrar en la media y desplazar a Iniesta al puesto de Villa, ha hecho el resto. El '7' es la esperanza para remontar al Milan, que volverá a enjaular a Messi con demasiada tranquilidad si no hay otra amenaza en el Barça. Por eso apunta a titular ante el Madrid en el Bernabéu tras su criticada suplencia y tardía entrada en la vuelta de la Copa. Jugará no para vengar el 1-3 del Camp Nou, sino porque necesita sentirse importante antes de la gran cita del 12 de marzo ante el Milan. Habrá que remontar dos goles. Es el momento del 'Guaje'.