Hollande: «La UE tiene los instrumentos que le faltaban»

El presidente francés, François Hollande, ha subrayado su confianza en la evolución de la crisis en 2013 y ha puesto el acento en que en contra de las expectativas que había hace medio año, la zona euro ha conseguido poner en marcha "los instrumentos de estabilidad y de crecimiento que le faltaban".

En su discurso de Nochevieja a los franceses, Hollande ha explicado que "se ha salvado la zona euro y Europa ha puesto finalmente los instrumentos de estabilidad y de crecimiento que le faltaban. "Ese resultado hace seis meses parecía fuera del alcance y se ha conseguido", ha añadido antes de hacer hincapié en que tenía confianza sobre todo en su país porque sabe del "talento" de sus empresarios y de sus trabajadores".

Ha señalado como sus tres principales deberes sanear las cuentas públicas, el "pacto de competitividad" que contempla 20.000 millones de euros de exenciones en las cotizaciones a las empresas "para que puedan invertir, contratar y exportar" y "controlar el sistema financiero".

Sobre este último punto, Hollande ha citado los instrumentos con los que cuenta, en concreto el banco público de inversión que se acaba de crear, la nueva ley bancaria que "protegerá de la especulación" o la tasa sobre las transacciones financieras que -según ha recordado - debe aplicarse a escala europea en 2013.

Más allá de las cuestiones económicas e interiores, el jefe del Estado ha aludido a la retirada de las tropas francesas de Afganistán, y la ha justificado porque "su misión está terminada". Ha rendido homenaje a los 88 militares franceses muertos en Afganistán desde el inicio de esa misión a finales de 2001 y a los más de 700 heridos. Además ha asegurado que "se hace todo lo posible" para conseguir la liberación de los rehenes franceses que hay en el mundo, en particular en el Sahel, "sin ceder en los principios".

Caída de popularidad

Este discurso tradicional de los presidentes franceses se produce en un momento particularmente difícil para Hollande, ya que es el que vive la mayor caída de popularidad desde que existen ese tipo de estudios demoscópicos.

Tras siete meses de mandato, el político socialista solo conserva el apoyo del 35 % de los franceses, frente al 49% que tenía su predecesor, Nicolas Sarkozy (2007-2012), tras ese mismo periodo en el Elíseo, el 39% de Jacques Chirac (1995-2007) y el 57% de François Mitterrand (1981-1995).