ESTADOS UNIDOS

Petraeus intensifica las turbulecias por el ataque de Bengasi

El escándalo protagonizado por el exdirector de la CIA enturbia el enfrentamiento que viven demócratas y republicanos por el ataque a la sede diplomática

WASHINGTON (ESTADOS UNIDOS) Actualizado: Guardar
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El escándalo desatado tras la dimisión del que fuera director de la CIA David Petraeus ha provocado turbulencias en la política estadounidense, acentuadas sobre todo tras el testimonio del exgeneral sobre el ataque terrorista que sufrió el consulado de EEUU en Bengasi (Libia) en septiembre. La declaración de Petraeus sobre lo ocurrido en la sede diplomática quedó suspendida tras la revelación del escándalo que él mismo destapó con su renuncia la semana pasada, pero las presiones de varios congresistas provocaron que finalmente el exdirector de inteligencia respondiera ayer ante los legisladores. Petraeus aseguró que desde el principio la inteligencia estadounidense consideró lo ocurrido como un ataque terrorista, lo que ha abierto nuevos interrogantes sobre si la información que recibió el Gobierno en primera instancia fue la misma que difundió.

El ataque, que todavía está bajo investigación, ha enfrentado a republicanos y demócratas sobre por qué en los días posteriores el Gobierno mantuvo que fue una respuesta violenta espontánea a un vídeo que ridiculizaba al Islam, antes de reconocer que se trató de un acto terrorista perpetrado por grupos afines a Al Qaeda. El consejero adjunto para Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, afirmó que el Gobierno apenas hizo unos pequeños cambios en la versión oficial de la CIA intercambiando la palabra "consulado" por "instalaciones diplomáticas".

"Aparte de eso, nos hemos guiado por las informaciones que fueron proporcionadas por la comunidad de inteligencia. Así que no puedo hablar de cualquier otra edición que se haya llevado a cabo", insistió Rhodes a bordo del avión Air Force One, en el que acompaña al presidente de EEUU, Barack Obama, quien comenzó hoy una gira asiática.

Sin embargo ayer, tras la comparecencia a puesta cerrada de Petraeus en el Congreso, el congresista republicano Peter King dijo que el exdirector de la CIA defendió hablar de "ataque terrorista" desde el principio, aunque señaló que no recuerda que fuera tan enfático cuando informó al comité de la Cámara el pasado 14 de septiembre. "Las pautas de comunicación originales preparadas por la CIA eran diferentes de las que se utilizaron al final", indicó King, quien explicó que fueron cambiadas después de que fueran revisadas por varias agencias, así como el Departamento de Estado y de Justicia.

Según el rotativo "Washington Post", el borrador incluía una referencia explícita a los grupos Ansar al-Shariah y Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que fue sustituida por la palabra "extremistas". Pero el vínculo del escándalo de Petraeus y el atentado de Bengasi no termina aquí y es que aún se está investigando si su amante y biógrafa, Paula Broadwell, pudo acceder a información privilegiada sobre los incidentes en Libia.

Hipótesis sobre el ataque

En un discurso en la Universidad de Denver en octubre, Broadwell comentó que el ataque al consulado estadounidense en Bengasi del 11 de septiembre fue obra de un grupo de libios que intentaba rescatar a prisioneros de guerra en un edificio anexo de la CIA y sugirió que Petraeus manejaba esa información. La CIA lo ha negado y ha rechazado que hubiera cárceles clandestinas en Libia "antes, durante o después" de ese ataque, en el que murieron el embajador Chris Stevens y otros tres estadounidenses.

Sin embargo, las pesquisas que lleva a cabo la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) revelan hasta el momento que la relación entre Broadwell y Petraeus no puso en peligro ningún documento clasificado. El escándalo se ha ido extendiendo y se ha visto implicado también el general John Allen, jefe de las tropas de la OTAN en Afganistán y cuyo nombramiento como comandante aliado supremo en Europa ha quedado en suspenso. Según el FBI, Allen mantuvo "comunicaciones inapropiadas" con Jill Kelley, amiga de Petraeus que dijo haber recibido correos electrónicos amenazantes de Broadwell y que motivó el inicio de la investigación.