II JORNADAS FORO FUTURO EN ESPAÑOL

«Los ordenadores pueden motivar pero la memoria es fundamental»

El ensayista y profesor José Antonio Marina abre la segunda jornada con una conferencia sobre 'Los desafíos de la educación'

LOGROÑO Actualizado: Guardar
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José Antonio Marina, filósofo y profesor, ha publicado infinidad de ensayos, ha montado una 'universidad de padres' y acaba de lanzar una 'escuela de parejas'; una actividad frenética para clamar por un cambio educativo radical, que implique a toda la sociedad. Llega hoy a Logroño para participar con una conferencia (10.00) en las Jornadas Futuro en Español.

- ¿Debemos integrar las nuevas tecnologías en la educación?

- Las nuevas tecnologías son un medio fantástico, pero no producen conocimiento solo por el hecho de estar conectados. Ni siquiera por la facilidad con la que se puede encontrar información. Son herramientas que, para ser útiles, requieren que delante de la pantalla haya una persona que sepa utilizarlas. Un burro conectado a Internet sigue siendo un burro.

- ¿Cómo pueden aprovecharse?

- Tienen un gran poder de motivación. Empezamos a tener estudios sobre su eficacia en las aulas y hemos comprobado que quienes resultan más beneficiados por el uso de las nuevas tecnologías son los alumnos menos aventajados porque el modo de presentarles la información puede interesarles más, quitarles miedos y facilitarles la comprensión. Pero el aprendizaje tiene un aspecto muy repetitivo: para aprender una cosa, hay que repasarla y ahí se utilizan menos.

- ¿Y podrían usarse más?

- Pueden hacer que la repetición sea más amena, pero la memoria sigue siendo fundamental.

- ¿Acaso debemos reivindicar la memoria?

- ¡La memoria es el órgano del aprendizaje! Se está extendiendo la idea de que para qué voy a aprender una cosa si la puedo encontrar con rapidez en Internet. Eso es un disparate educativo. Siempre comprendemos e inventamos a través de nuestra memoria personal. Por eso la educación es el cuidado de nuestra propia memoria. A mí me gusta decir, un poco para escandalizar, que hay que ser muy tonto para decir que la memoria es la inteligencia de los tontos. Porque es la inteligencia de los tontos y de los listos. La de todos.

-Vayamos a las recomendaciones concretas. ¿Cómo deben actuar los padres?

-Respecto a Internet, que controlen su uso, dependiendo de la edad que tenga el chico. Internet tiene dos cosas malas. En primer lugar, se puede acceder a información o a relaciones poco convenientes. Y luego, como resulta tan divertido, pueden gastar una enorme cantidad de horas. ¡Y decíamos que la televisión era un peligro porque metían tres horas diarias! Internet es mucho más adictivo.

-Usted también plantea que las nuevas tecnologías pueden acarrear efectos perniciosos sobre la sociabilidad de los niños.

-Todos estos juegos encierran mucho al niño y le impiden hacer lo que el niño realmente quiere: jugar con otros niños. Aparatitos como la 'Playstation' son muy divertidos, pero acostumbran al niño a un juego solitario. Y eso encierra un problema social porque el niño adquiere las primeras reglas de convivencia precisamente con los juegos: ahí aprendes que a veces tienes que ceder ante el otro, que no puedes irte cuando te da la gana, que tienes que jugar en equipo... Lo contrario favorece un individualismo que hace que nos convirtamos en seres de muy difícil vinculación.

-Los griegos advertían: 'nada en exceso'. ¿Podemos aplicarlo también para las nuevas tecnologías?

-Sin duda. No hay que caer ni en la tecnofobia ni en la tecnofilia. Hasta ahora solo hablábamos de intuiciones, pero ya tenemos estudios que cuestionan las alegrías informáticas en la escuela. No vale para nada tener a todos los niños con su ordenador; no tenemos seguridad completa de que mejore el aprendizaje, salvo en las etapas de la motivación y de la comprensión.

-¿La figura del profesor sigue siendo importante?

-Es la clave. Tenemos que ir a más profesores. Las nuevas tecnologías, en el aula, sí nos pueden ayudar a acomodarnos a las diferencias de los alumnos porque permiten personalizar mucho los programas. Ahora un profesor puede, con la ayuda del ordenador, adaptar sus explicaciones al ritmo de cada alumno. Pero para eso necesitamos un tipo distinto de profesor, que sea capaz de trabajar en clase a varias velocidades distintas. Necesitamos formar mejor a los profesores.

- ¿Y eso es posible con estos recortes?

- Nuestro problema educativo no dependía de la inversión. Hasta hace poco, los niveles de gasto eran aceptables y sin embargo la calidad educativa no había mejorado. A partir de un cierto límite -que yo fijo en el 4,5% del PIB más otro punto que aportan las familias-, no es cuestión de inversión. Es cierto que ahora ya estamos bajando de esa barrera y ésa es una línea roja que no debemos cruzar; pero a partir del 4,5% es una cuestión de gestión. Y eso se ha hecho fatal en España. No hemos tenido en cuenta que la manera más rápida de mejorar un sistema educativo es mejorando los equipos directivos de los centros, mejorando la formación de los profesores y, finalmente, estableciendo lazos muy estrechos de colaboración entre la escuelas y las familias. Nada de eso hemos hecho y nada de eso requiere grandes inversiones. No es una utopía: Corea del Sur lo ha hecho y le salido bien.

- ¿Y un pacto político?

-Pero antes necesitamos una movilización educativa de la sociedad. Aunque uno a uno todo el mundo dice que la educación le preocupa mucho, luego, si cogemos las encuestas del CIS, resulta que nunca aparece entre las principales preocupaciones de los ciudadanos. Hay que ponerla ya en primer plano, pero con un discurso animoso, no catastrófico. La inversión en Educación Primaria es la que tiene un mayor retorno económico-social.