SUDAMÉRICA

Cristina Fernández, en estado puro

La presidenta aborda la nueva legislatura con una visión idílica de Argentina y con Las Malvinas y Repsol-YPF como ejes de su populismo

MADRID Actualizado: Guardar
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Cristina Fernández de Kirchner promete en su nuevo mandato tardes de gloria a los informadores y alguna pesadilla para las empresas españolas. Su largo discurso de tres horas y quince minutos en la inauguración del periodo de sesiones en la Asamblea legislativa nos sirvió a CFK en estado puro. Tras al respaldo de su victoria por mayoría absoluta, la presidenta se mostró decidida a seguir utilizando las mismas armas que, por muy discutibles que puedan ser, le han aportado un apoyo popular creciente y casi ininterrumpido desde hace nueve años.

El tiempo le ha dado la razón cuando, todavía con la etiqueta de mujer del presidente, respondía con un deje de enfado a los periodistas extranjeros que ella tenía su propia carrera política tan meritoria o más que la de su marido. Indudablemente, la presidencia de Néstor Kirchner fue un trampolín inestimable para su poder, pero sus logros han ido más allá de las previsiones más optimistas.

Su imagen de viuda doliente tras la muerte de Néstor y un populismo de izquierdas más definido y encendido que el de su marido han sido dos filones inagotables. Obviamente en su discurso del jueves no faltó el emotivo recuerdo a su marido y con los ojos humedecidos declaró: "A veces, tengo dudas de si vale la pena seguir adelante". Pero seguirá adelante y con una resolución de la que pueden dar fe cuantos se han atrevido a desafiarla, como el grupo Clarín o el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri. En este terreno de pulsos, aunque en el discurso esquivó mencionar a Repsol, Cristina dio un aviso claro al enunciar las malas prácticas de las empresas del sector. Según el periodista argentino Mario Wainfeld, de 'Página 12': "la partida seguirá y se encarnizará".

El idílico estado del país que dibujó CFK en su discurso del jueves queda en evidencia con sucesos como el del reciente accidente ferroviario que costó la vida a 51 personas. La presidenta prefirió reequipar Aerolíneas Argentinas que impulsar la modernización de los ferrocarriles, en los que viajan hacinados miles de argentinos. Entre otras realidades tozudas que ofrecen otra cara del país están el aumento de la criminalidad, las denuncias de corrupción que acosan, entre otros, a su vicepresidente, el creciente debilitamiento de la independencia de los poderes institucionales y el delicado estado de las cuentas públicas. Pese a estos asuntos de calado, los contenciosos en torno a las Malvinas y Repsol-YPF se perfilan como dos de los grandes ejes de futuras actuaciones y dos magníficas excusas para desviar la atención de temas más prosaicos e incómodos de política interna.