ANÁLISIS

Merkel y el tercer 'milagro alemán'

La canciller ha reafirmado su liderazgo en un congreso de la CDU marcado por la crisis en la Eurozona

MADRID Actualizado: Guardar
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La terrible tempestad financiera que devasta Europa está adquiriendo lenta, pero claramente, una dimensión política y las miradas de los contribuyentes -pero también la curiosidad de los académicos- giran hacia Alemania, percibida otra vez como el abra donde el barco europeo deberá refugiarse si quiere seguir navegando bajo condiciones nuevas.

En este marco psicológico, y por razones de pura coincidencia de calendario, la confirmación del liderazgo de Angela Merkel en el campo conservador alemán hace unas horas en el triunfal congreso de la CDU clausurado en Leipzig la catapultan hacia un liderazgo … europeo. Y la noticia es que Francia, que se sepa, no pone obstáculo alguno. De hecho un vistazo a la prensa francesa de calidad provee en los últimos días muchos testimonios de la aceptación de este hecho como algo natural que da por superado todo “tic” anti-alemán.

Empezando por el Elíseo, donde se confirma que Nicolas Sarkozy prefiere las dificultades y cierto atrevimiento formal a la aburrida gestión de los asuntos del día, se asume la conclusión súbitamente puesta ante los ojosde la Europa de los 17, la del euro: sin liderazgo alemán no hay salvación. Y se acepta que la conducción virtuosa de la economía es definitivamente el único gran argumento en las sociedades industrializadas. En Francia Sarkozy hizo decir a su primer ministro, François Fillon, que Francia hará todo lo necesario para conservar la triple AAA para sus bonos y se puso al activo rebufo de Berlín con buenos resultados. En tres meses recibe cinco puntos adicionales de intención de voto para las presidenciales de primavera. Un alivio.

Con los ojos en Leipzig

Sabedora de que estaba bajo todos los focos importantes, Angela Merkel hizo un discurso de una hora ante sus correligionarios en un Congreso técnicamente rutinario (no estaba en juego su reelección como presidenta del partido) celebrado en Leipzig, la ex-Alemania oriental en cuya universidad la canciller completó sus estudios universitarios de química y empezó a interesarse por la política.

Cuando su partido, la Unión Cristiano Demócrata escogió fecha no podía suponer que el escenario europeo habría alcanzado un punto de ebullición como el presente ni que Berlín recibiría todas las miradas. Pero ha sido así y el discurso de Merkel fue dedicado mucho más a la UE y a la crisis – que solo se vencerá con más euro y más Europa – que a los asuntos propiamente alemanes. Todo esto tras haber perdido las seis últimas elecciones regionales pero sin ninguna oposición orgánica digna de ese nombre, con casi todo el mundo persuadido de que, en realidad, la cuestión europea es la preocupación central y de que el manejo que de la misma hace la canciller es adecuado y prestigioso para el país. En efecto, mientras la CDU como tal solo tiene tres puntos más de intención de voto que la oposición socialdemócrata (33-30) su gestión europea recibe nada menos un 56 por ciento de aprobación.

En estas circunstancias, con el congreso convertido en un acontecimiento “europeo”, no meramente alemán, Angela Merkel, tenida por un punto aburrida y alejada de la condición carismática y poderosa de algunos de sus predecesores, se sabía observada por medio mundo, aprovechó la ocasión de oro para dotarse de una estatura europea y creció políticamente mucho. Tanto que el discurso de Leipzig, donde habían puesto la mirada todos los gobiernos y la prensa, es ya una pieza del europeismo militante bajo patente alemana. Y la gran novedad es que en París no tienen sino aprobación para esta conducta

Pensando en 2013

Pero es probable que la canciller, que lleva más de veinte años en el parlamento, ha sido ministra y secretaria general de la CDU, también aspire a igualar el record de Helmut Kohl, su protector inicial en política – esa niña, como la llamaba de puertas adentro – quien fue canciller nada menos que 16 años y administró el fantástico proceso histórico de la reunificación nacional. Para eso, la sosa Merkel ha sido todo lo fría que se requiere y ha visto la marginación de sus potenciales rivales uno tras otro: en junio de 2010 Christian Wülf y Ronald Koch y en marzo pasado el fotogénico, postmoderno y emergente aristócrata Kart Theodor Zu Guttenberg. El campo quedó despejado…

Habrá elecciones legislativas en 2013, si no se adelantan, y la única preocupación seria de la canciller ahora mismo es, en realidad, el hundimiento de su socios liberales. Baste decir que desde su fantástico 14,6 por ciento en las elecciones federales de 2009 y sus 93 diputados, el FDP ha caído ahora prácticamente en todos los länder por debajo del cinco por ciento en intención de voto, indispensable para obtener representación. Un desastre que probablemente la canciller atenuará si parte de los votantes liberales dan su voto… a la CDU.

Merkel hace también lo necesario para hacer a la CDU más inclusiva. De hecho, ha hecho reformas de calado de tonalidad progresista o centrista, sobre todo su programa de renuncia, con un calendario tasado, a la energía atómica (tan grato a los Verdes), tras haber abolido el servicio militar obligatorio (asunto sobre el que el consenso social era grande, sin embargo) y en el congreso que terminó hoy, la introducción de un salario mínimo interprofesional a nivel federal y en todos los gremios. Esa es también Angela Merkel que, definitivamente, tiene todo el viento en las velas … aunque aún deba soplar más fuerte en las encuestas.