Pseudociencias

Los herederos de Rappel

Su objetivo, aprovecharse de la desesperación de personas con problemas, su excusa, una supuesta capacidad de ver ‘más allá’

MADRID Actualizado: Guardar
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Cada madrugada, la televisión se transforma en un escaparate de los horrores en el que brujos y adivinos acaparan una buena parte de la parrilla. Su objetivo, aprovecharse de la desesperación de personas con problemas a los que no encuentran solución. Su excusa, una supuesta capacidad de ver ‘más allá’ y conocer el presente, el pasado y el futuro. Un negocio basado en mentiras, caradura y una falta total de compasión.

Aunque lo parezca, los adivinos, ya sean tarotistas, astrólogos o espiritistas, no tienen poderes ni habilidades especiales. Usan una técnica de magos y mentalistas que se conoce como ‘lectura en frío’. Ismael Pérez, director ejecutivo de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, lo ha explicado. "La lectura en frío es la manera que tienen los psíquicos de hacernos creer que saben más de nosotros que lo que realmente saben. Básicamente hacen afirmaciones muy genéricas y, basándose en nuestras reacciones, verbales o no, van especificando más". Con gente en dificultades –la que llama a esta clase de programas– es aún más fácil. "Todo el mundo tiene, más o menos, los mismos problemas. Si alguien quiere saber su futuro en temas de amor, y el adivino le dice que ve a una tercera persona, no está desvelando un gran misterio, simplemente es lo lógico. O la persona que ha llamado ha conocido a otra, o lo ha hecho su pareja y esta primera lo sospecha. Aun así, da pie al que llama a, sorprendido de ‘los poderes del adivino’, explicarse un poco mejor, aportando nueva información con la que seguir la lectura en frío".

Un negocio cuestionable

Todas las grandes cadenas privadas de televisión emiten, en sus primeros o segundos canales, programas de videncia en la franja de madrugada, la única hora en la que están permitidos. "Con los Call TVs [los programas de concursos telefónicos] el negocio estaba en conseguir que la gente llamase muchas veces. En el caso de los videntes, que cada llamada dure lo máximo, los treinta minutos", ha explicado Ricardo, de Tencuidado.es, una web dedicada a desvelar los fraudes de esta clase de programas de televisión. Treinta minutos es el límite máximo legal que puede durar una llamada a un teléfono 806.

Para las cadenas de televisión los programas de videntes son un negocio ‘redondo’. Desde Tencuidado.es afirman que lo habitual es que, "de la recaudación total, un tercio se reparta entre las compañías telefónicas implicadas (la del que llama y la que provee el servicio de llamada Premium), otro tercio se lo quede la productora y otro, el canal de televisión".

Polémicas

Los programas de videncia siempre han estado rodeados de polémica. Desde su nacimiento en España, de la mano de Rappel y Aramis Fuster, hasta su reciente resurgimiento, siempre han estado acompañados de colectivos que exigían su prohibición. El penúltimo conflicto ocurrió entre blogueros de ciencia y el astrólogo Sandro Rey. Tras un artículo de la divulgadora Almudena M. Castro, en su blog Enchufa2, denunciando las evidentes malas prácticas del medium, el propio Sandro Rey amenazó con acciones legales. Un breve rifirrafe entre ellos terminó con varias decenas de blogs publicando, en solidaridad con Enchufa2, un artículo poniendo de manifiesto los peligros de esta clase de programas. El último, las declaraciones de Santiago Segura tras asistir al programa ‘Más allá de la vida’, de Telecinco, a ser ‘examinado’ por la medium británica Anne Germaine, que, en palabras del actor, director y productor, «no acertó ni una».