Alaska es una de las famosas que se han sumado al afilamiento de colmillos. /Archivo
ODONTOLOGÍA

Los problemas de un 'look' feroz

La moda de afilarse los colmillos llega a España procedente de Japón

MADRID Actualizado: Guardar
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Empieza a cuajar una moda procedente de Japón que consiste en sacar punta a los colmillos. Aunque en España aún no está muy extendida, en otros países europeos, como Alemania y Reino Unido, tiene mucha aceptación entre los más jóvenes. La técnica, que ha sido mejorada y depurada con su llegada a Europa, es señal de belleza y poderío en el país nipón. Este símbolo ha visto reforzado su aceptación en todo el mundo gracias a fenómenos como el de la saga 'Crepúsculo'.

Sin embargo, pese a su creciente popularidad, la técnica de afilar los colmillos se considera una aberración desde el punto de vista médico. El peligro radica principalmente en los problemas de salud que puede acarrear someterse a la intervención que requiere. El Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Valencia sugiere que aquellos dentistas que decidan llevar a cabo esta práctica deberían "informar de todos los riegos e inconvenientes" que entraña, "más si cabe debido a su irreversibilidad" en la mayoría de los casos.

Conseguir un 'look' más feroz está al alcance de todos. Siempre queda la opción de ‘quita y pon’. Para los que menos reparos tengan, pueden echar mano de unos colmillos por menos de un euro. Otra opción, algo más exclusiva, es hacerse con unas prótesis removibles que suelen ser usadas en reparaciones dentales. Su precio es algo menos asequible: 60 euros.

La técnica más peligrosa para tener la dentadura del mismísimo Drácula pasa por afilar el diente, suprimiendo el esmalte, la capa más dura del diente. Esto conlleva un aumento de la sensibilidad dental, un debilitamiento y un incremento del riesgo de sufrir patologías dentales. Otra técnica poco recomendable es someterse a un alargamiento del canino que puede derivar problemas a la hora de masticar, lo que genera "problemas traumáticos y periodontales", según los expertos. Los limados más agresivos podrían terminar con la pérdida del diente.

Por todos estos argumentos, muchos odontólogos no recomiendan este tipo de intervenciones. Fruto de todo esto, además de por el alto precio de estas intervenciones, han proliferado tiendas clandestinas donde se realizan de manera más asequible pero sin las medidas necesarias de higiene, además de la dudosa cualificación de la persona que lo realiza.