crisis financiera

España paga su deuda más cara que nunca

Las nuevas dudas sobre Grecia e Irlanda y el salvavidas a Portugal elevan la prima de riesgo y el Tesoro abona un sobrecoste para colocar sus títulos

MADRID Actualizado: Guardar
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El coste de la financiación pública de España y de sus empresas se dispara de nuevo. La relativa calma ha durado muy poco y la deuda española a diez años alcanzó ayer en el mercado secundario niveles de rentabilidad tan elevados como los registrados en 1999, cuando se produjo la entrada en el euro. Las dudas de que Grecia tenga que recurrir a una quita para atender sus compromisos de pago y la posibilidad de que el rescate luso no llegue a buen término si el próximo Gobierno finlandés ejerce el veto han reavivado la crisis de los países periféricos. La cotización diaria de las obligaciones españolas a diez años escaló el 5,6% y la prima de riesgo, marcada por el diferencial con el bono alemán del mismo plazo, trepó otra vez hasta 231 puntos básicos, cuando hace apenas cinco días parecía estabilizada en el entorno de los 175.

El Tesoro pagó muy cara la factura de este rebrote de incertidumbre. En una subasta en la que tenía previsto colocar letras a 12 y 18 meses por entre 4.500 y 5.500 millones, se quedó en 4.660, disuadido de ir más allá por los precios que se vio obligado a pagar y por una demanda que, con ser abundante –8.000 millones, 1,63 y 2,04 veces la oferta de cada producto financiero– se situó por debajo de la registrada en ocasiones anteriores.

En los títulos a un año, el tipo marginal –el más elevado alcanzado en la subasta– fue del 2,9%, cuando en la anterior puja, celebrada el día 15 del pasado mes, resultó suficiente pagar un máximo del 2,17%. La colocación ascendió a 3.500 millones. En las letras a 18 meses, la rentabilidad se alzó el 3,49% casi un punto superior al 2,5% que abonó en marzo, y las operaciones se quedaron en 1.140 millones. Y la ‘semana de pasión’ no ha concluido, porque el Tesoro tiene una nueva cita con los inversores mañana, cuando se propone subastar una emisión de obligaciones a diez años y realizar una puja de deuda de carácter extraordinario para títulos con vencimiento en 2024.

Las principales bolsas europeas cerraron con abultadas pérdidas. Las malas noticias no vinieron solas, y a los rumores sobre una reestructuración de la deuda griega se sumó la advertencia de la agencia de calificación financiera Standard & Poor’s, qur por vez primera ha informado a Estados Unidos de la posibilidad de rebajar la nota que atribuye a su deuda. El índice Ibex-35 de los principales valores de la Bolsa de Madrid se desplomó 213,70 puntos, equivalentes al 2,02%, y cerró a 10.344,90 unidades. El grupo constructor y de servicios Sacyr cedió el 5,5%, y también fueron notables los retrocesos de los bancos BBVA (caída del 2,9%) y Santander (descenso del 2,6%) o de la petrolera Repsol, cuyos títulos retrocedieron el 2,59%.

El contagio se extendió a los principales parqués europeos. El índice Dax de la bolsa de Fráncfort cerró con una fuerte caída del 2,11%; en Londres, el índice Footsie 100 de los principales valores cedió 2,10% respecto al cierre del viernes; el CAC-40 de París perdió por su parte el 2,35%, y la Bolsa de Milán se dejó un 2,92%. En Nueva York, el Dow Jones cedió el 1,14%.

Grecia, a la defensiva

Las obligaciones griegas a diez años superaron el 14% ayer por vez primera , mientras por los títulos a tres años se exigía una rentabilidad superior al 20% en medio de todo tipo de rumores y descalificaciones. Desde Atenas, el gobernador del Banco Central heleno, Yorgos Provopoulos, admitió en la presentación de su informe anual que las reformas y la adecuación de las finanzas públicas a las exigencias de Bruselas «van retrasadas respecto a la evolución de la deuda», pero también afirmó que la reestructuración de los débitos por dificultades de cumplir los compromisos no es «ni necesaria ni deseable». «Tendría consecuencias catastróficas tanto para el Gobierno como para los inversores privados», advirtió.

El responsable de la supervisión –que pronosticó para este año una caída de al menos el 3% del PIB y una tasa de paro del 15%, la más elevada en una década– pidió al Ejecutivo griego «impulso y determinación» para acometer los cambios, proseguir el plan de privatizaciones y solventar el retraso acumulado. Para completar el duro plan de austeridad, impuesto como condición para acceder a un programa de rescate de 110.000 millones de euros, el Gobierno griego anunció el viernes privatizaciones por importe de hasta 16.500 millones hasta 2013, que ascenderán a 50.000 millones en el horizonte de 2015. Y aplicará recortes presupuestarios adicionales por 26.000 millones durante los próximos cuatro años.

Provopoulos reconoció que, pese a la importante reducción del déficit público en 2010, el recorte ha sido finalmente de cinco puntos, uno menos de lo necesario para alcanzar el objetivo del 9,4% del PIB. El pasado año, la economía griega se contrajo un 4,5% y los bancos perdieron una parte sustancial de sus depósitos. El gobernador no cuantificó esa ‘fuga’, que el sector cifra en unos 40.000 millones de euros.

Por otra parte, la agencia de calificación financiera Moody’s revisó ayer a la baja las notas de los principales bancos irlandeses, relegándolas a la categoría de inversiones especulativas, tras degradar el viernes la nota del país en dos escalones. Las nuevas calificaciones vienen acompañadas de una perspectiva negativa, lo que significa que Moody’s no descarta rebajarlas de nuevo a medio plazo.

El primer ministro irlandés, Enda Kenny, afirmó durante una visita a Londres que no quiere provocar «el caos» en Europa, y que su país reembolsará la ingente deuda del país. Irlanda está intentando renegociar los intereses de un préstamo de 85.000 millones de euros acordado el año pasado por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), a modo de rescate financiero para evitar la quiebra.