la política del kremlin

Medvédev cree que una democracia parlamentaria sería una «catástrofe» para Rusia

El presidente ruso señala que "el modelo chino tampoco nos va", dando a entender que ni siquiera el liberalismo económico

CORRESPONSAL. MOSCÚ Actualizado: Guardar
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En un encuentro celebrado hoy con politólogos de varios países en la ciudad de Yaroslavl, situada a algo menos de 300 kilómetros de Moscú, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, respondió a las demandas de mayor pluralismo y protagonismo para el Parlamento asegurando que "una democracia parlamentaria sería una catástrofe para Rusia".

Medvédev explicó que tal es el camino que ha tomado Kirguistán, en donde han sido derrocados dos presidentes autoritarios desde 2005, y "el resultado ha sido una profunda crisis política y la desestabilización del país". Según su opinión, "la democracia parlamentaria es algo que no va para Rusia y creo que tampoco para Kirguistán". Al mismo tiempo, el jefe del Kremlin señaló que "el modelo chino tampoco nos va", dando a entender que ni siquiera el liberalismo económico es aplicable a Rusia.

Entre los expertos internacionales se encontraba el asesor para asuntos de Rusia del presidente estadounidense, Michael McFaul, quien el jueves advirtió que, si el gran país eslavo no promueve consecuentemente la democracia y el pluralismo político los intentos de modernizar la economía no tendrán éxito ninguno. "En el mundo desarrollado las democracias crecen a un ritmo estable y no sufren las alteraciones económicas que padecen las autocracias", afirmó McFaul. A su juicio, "al igual que en el mercado la competencia contribuye a que haya mejores productos y mejores compañías y también en el deporte la competición hace que mejoren los equipos, la competencia en el terreno político da como resultado mejores gobiernos". El consejero de la Casa Blanca dijo que "hay que derruir algunos mitos sobre el supuesto papel positivo que juega la autocracia en la modernización económica".

Medvédev reconoció que su país cuenta con una democracia "imperfecta", y admitió la necesidad de modernizar los sistemas político y económico, pero se justificó asegurando que "los cambios que hagamos deben ser cautos, paso a paso, a fin de no poner en peligro la estabilidad".

La pasada primavera, durante un viaje a Estados Unidos, el presidente ruso manifestó en Washington que su país "necesitará varias décadas para desarrollar eficazmente sus sistemas político y económico". Pidió que, durante esa transición, "se abstengan de darnos lecciones".

El pasado miércoles, el subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos Políticos, William Burns, se reunión en Moscú con los líderes opositores que promueven las acciones el último día de los meses con 31 jornadas. Al encuentro no acudió Lev Ponomariov, uno de los dirigentes de la plataforma y uno de los detenidos en la última protesta. "Es lamentable que Ponomariov no haya podido venir, la libertad de reunión es importantísima para cualquier sociedad democrática", deploró Burns.

El pasado 31 de agosto, durante la concentración opositora reivindicando la aplicación del artículo 31 de la Constitución rusa, el referido a la libertad de reunión y manifestación, la Policía volvió a cargar con extrema dureza y fueron detenidas decenas de personas. En un sondeo realizado en Rusia el año pasado por el centro sociológico Levada, sólo el 4% de los encuestados dijeron creer que en el país hay democracia. En enero, en el último informe del centro de estudios estadounidense Freedom House se clasifica a Rusia como uno de los países más autoritarios del mundo, al mismo nivel que estados como Irán, Venezuela y Vietnam.