marea negra en EEUU

Obama busca endurecer la ley de compensaciones por los derrames de petróleo

BP ha reanudado la inyección de químicos para disolver el crudo a medida que fluye a las aguas del Golfo de México

WASHINGTON Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El presidente de EEUU, Barack Obama, quiere endurecer la legislación sobre compensaciones por daños en caso de derrames de petróleo, que actualmente limita esos pagos a 75 millones de dólares. Por esa razón, Obama se ha reunido con el equipo de su Gobierno que trata de hacer frente al derrame de crudo en el Golfo de México tras la explosión de una plataforma explotada por BritishPetroleum (BP) el pasado 20 de abril.

En un comunicado, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, ha indicado que el presidente ha planteado la importancia de contar con expertos independientes y de poner todas las soluciones posibles sobre la mesa. Asimismo, ha ordenado al secretario de Energía, Steven Chu, que se ponga al frente de un equipo de altos cargos y de científicos del Gobierno para mantener un "extenso diálogo" esta semana con BP en Houston sobre posibles soluciones al desastre.

"Como el presidente ha dejado claro con anterioridad, BP pagará todos los costes de detener el flujo de crudo y su limpieza, y reclamaremos con energía una compensación completa por todos los daños" causados, ha apuntado Gibbs. Pero además, ha revelado que Obama "ha pedido que enviemos legislación al Congreso para endurecer y actualizar la ley que impone un límite a la compensación por daños".

El pasado 5 de mayo, miembros de la Cámara de Representantes ya plantearon la legislación para obligar a BP a pagar compensaciones de hasta 10.000 millones de dólares por el incidente, que el Gobierno de EEUU ha considerado una "catástrofe nacional".

Las compañías se defienden

Mientras tanto, altos funcionarios de British Petroleum, Transocean y Halliburton rendirán cuentas hoy en el Senado estadounidense sobre el derrame de crudo en el Golfo de México. Los ejecutivos comparecerán ante el Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado.

BP operaba la plataforma que se hundió el pasado 22 de abril en el Golfo de México y desencadenó un derrame de alrededor de 800.000 litros de petróleo diarios (unos 5.000 barriles). Transocean era la propietaria de la citada plataforma, mientras que Halliburton realizó trabajos técnicos en la instalación.

Según una copia de los testimonios obtenida por el diario The Wall Street Journal, Lamar McKay, presidente de la filial estadounidense de BP, planea decir que la válvula que tenía que sellar el pozo era un "seguro en caso de accidente". McKay resaltará que el determinar el motivo del fallo del equipo de Transocean resulta "crítico". "Todos nosotros queremos entender de forma urgente cómo esa pieza de equipo vital (...) falló y qué medidas son necesarias para evitar que eso vuelva a suceder", indica el testimonio del ejecutivo de BP.

Por su parte, Steven Newman , máximo responsable de Transocean, estudia echar la culpa de lo sucedido a los subcontratistas que fueron reclutados a indicación de BP. Newman aducirá que "no tiene sentido" culpar al sistema de múltiples válvulas de 450 toneladas diseñado para evitar que ocurra una explosión. En el momento de la explosión del 20 de abril "las barreras del pozo, el cemento y la cubierta eran responsables de controlar cualquier presión del pozo" de petróleo, según el ejecutivo de Transocean. Halliburton, mientras tanto, prevé subrayar que sus trabajadores no instalaron un obturador de cemento en el pozo antes de la explosión de la plataforma Deepwater Horizon. BP proyectaba cerrar el pozo durante algún tiempo mientras analizaba un plan para pasar de la fase de exploración a la de producción.

Por otro lado, BP ha reanudado la inyección de químicos para disolver el crudo a medida que fluye a las aguas del Golfo de México a 1.600 metros de profundidad en un nuevo intento para contener el daño del derrame. Los productos, que fraccionan el crudo en pequeñas partículas que posteriormente destruyen las bacterias marinas, se aplican directamente sobre la principal fuga de crudo a través de un robot operado por control remoto. La compañía ha cifrado el coste de las tareas de limpieza en el Golfo de México en 270,8 millones de euros (350 millones de dólares).