Fin del peaje Sevilla - Cádiz

«Nos insultaban, escupían y amenazaban»

Los extrabajadores de la autopista Cádiz-Sevilla presentan la cara más amarga del final del peaje

Luis Damas, coordinador de turno del peaje, cuenta en primera persona cómo ha vivido la plantilla de la Ap-4 los dos últimos años de concesión

Extrabajadores del peaje de la Ap-4, entre Sevilla y Cádiz LA VOZ

Javier Rodríguez

La liberalización de la autopista AP-4 entre Sevilla y Cádiz es una realidad desde el pasado 1 de enero, pero hay una trastienda social que se escapa de la alegría de no pagar peaje. Luis Damas y su mujer acudirán este jueves 2 de enero por primera vez en sus 25 años de vida laboral a una oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) de Jerez para inscribirse como nuevos parados. Se trata de dos extrabajadores de la concesionaria Abertis que, hasta el pasado 31 de diciembre, desempeñaban sus funciones en el peaje de la autopista Ap-4, en la localidad sevillana de Las Cabezas de San Juan. Ambos forman parte de los 25 empleados que han sido despedidos a través de un ERE, fruto de la eliminación del ultimo peaje de esta carretera. A partir de ahora empieza una nueva vida y la búsqueda de empleo para esta pareja, que tiene su residencia en Jerez.

«Parece mentira pero, en cierto modo, respiramos aliviados», comenta Luis, de 47 años, una vez que la barrera del peaje ya está abierta para todos los vehículos que circulan por esta autopista. Reconoce que han sido dos años muy duros «porque los trabajadores del peaje hemos sufrido un escarnio público ». La iniciativa surgida en redes contra el pago del peaje de la Ap-4 ha tenido un efecto nocivo contra la plantilla que regentaba las cabinas y el control de acceso.

Protesta de los estrabajadores de la AP-4 LA VOZ

Todo empezó hace cuatro años y se ha ido enconando hasta hacerse «insoportable» durante los dos últimos, es decir, cuando Fomento anunció la no renovación de la concesión administrativa a Abertis tras cincuenta años de explotación ininterrumpida de la autopista. Luis señala que a partir de ese instante «los trabajadores hemos sido la diana de la sociedad y el punto de mira de algunos conductores que volcaban contra nosotros su rabia por tener que pagar el peaje». En estos 24 meses «nos han escupido, amenazado e incluso hemos sufrido agresiones» . Luis recuerda aún como un conductor se bajó de su coche con un palo en la mano para agredir a uno de los compañeros que estaba en el puesto para facilitar y agilizar el pago con tarjeta.

Los trabajadores de la Ap-4 destacan que la actitud de la empresa ante estas agresiones siempre ha sido «de perfil», es decir, en ningún momento «hemos recibido apoyo de la dirección de la concesionaria para seguir adelante y afrontar las amenazas» .

Luis insiste en que no se puede generalizar el tema de las agresiones, pero a medida que se acercaba el fin del peaje más se incrementaba la actitud beligerante de algunos conductores contra la plantilla , sobre todo, contra quienes estaban en las cabinas de cobro manual.

La plantilla reprocha a los políticos también su falta de apoyo, ya que han ido a lo fácil, «a ponerse de lado del cliente y no reparar en que la medida tenía también un sacrificio laboral muy importante ». Luis entró en el peaje en 1996 y ahora se lleva en la mochila laboral un peso de reproches de los últimos años de trabajo que tardará en olvidar. A sus 47 años inicia una nueva andadura. Reconoce que el fin del peaje era la crónica de una muerte anunciada y, por ello, ha aprovechado también el tiempo para lograr ampliar su formación. Es ingeniero técnico industrial y señala a LAVOZ que ni siquiera sabe dónde está la oficina del SAE en Jerez, «tendré que buscarla en internet».

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