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Los Venegas llegan a la Audiencia para el juicio. - FRANCIS JIMÉNEZ
TRIBUNALES

«Gritaban: Remátalo, remátalo Pedro… y se reían»

Juan Cadenas reproduce emocionado pero firme ante el tribunal el asalto de los Cachimbas a la Jefatura de Puerto Serrano

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«Como auténticos animales». Así cuenta Juan Cadenas que se comportaron los hermanos Cachimbas aquella noche del 17 de enero de 2015 cuando asaltaron la Jefatura de la Policía Local de Puerto Serrano y casi se llevan también su vida por delante. Algo nervioso y bastante emocionado pero firme en el relato que ha mantenido siempre, el agente expuso este lunes por fin los hechos al tribunal que juzgará lo que allí ocurrió. A escasos metros de él, tras una mampara, sus supuestos verdugos. Pedro, Pepe y Jorge se sentaban muy inquietos (les llamaron varias veces la atención) en el banquillo de los acusados parapetados en sus confesiones sobre adicciones y problemas mentales con unas declaraciones cortas y por momentos casi ininteligibles.

La vista, que se prolongará hasta el próximo jueves, centró la primera jornada en el testimonio de los procesados y de los tres agentes que intervinieron. Espeluznante fue la declaración de Juan Cadenas, quien perdió un ojo «por intentar ser profesional». «Vino a por mí, me acorraló, iba a matarme…», manifestó el agente con la voz entrecortada sobre Pedro, el mayor de los Venegas, que aquella noche acudió a la jefatura «como un loco» para llevarse a su hermano Jorge al que habían detenido por ir por el casco urbano de Puerto Serrano «haciendo trompos» y a unos 100 kilómetros hora.

Juan Cadenas hiló respirando hondo un relato cosido detalle a detalle. En estos dos años el policía local que tuvo que dejar a la fuerza su trabajo tras las graves lesiones sufridas no ha podido olvidar esa noche. «No se me va de la cabeza». De esta manera contó cómo patrullando con su compañero les sorprendió un coche que les adelantó «a toda velocidad». «Nos bajamos y le dimos el alto pero se rió en nuestra cara y se puso a hacer giros como si estuviera en un circuito. De la velocidad a la que iba levantaba el polvo de la calle. Recuerdo que la gente corría con miedo pero a él le daba igual…»

Al volante iba Jorge, el pequeño de los Venegas acusado en esta causa. Y a su lado, el menor, su sobrino, ya juzgado. «Yo sólo pensaba, ‘que no se le cruce nadie’. Algunos coches se tuvieron que montar en la acera para no chocarse con él». Entonces, comenzó la persecución hasta que llegaron al pub El Encuentro. Una vez allí, el compañero de Cadenas quien también testificó este lunes, entró a por él en el momento que intervino otro de los hermanos, Pepe, quien ya en la calle intentó que no se lo lleven detenido por conducción temeraria. «Me dieron patadas por todos lados. Me amorataron todo el costado», explicó este policía. Pero a pesar de los golpes, consiguieron llevarse a Jorge a la Jefatura. «Me decía que iba a cortarme la cabeza, matar a mi hijo y violar a mi mujer» si no lo soltaba. Y no lo soltaron. Por eso la historia continuó cómo es. «Era un peligro público, no lo podíamos dejar ir», insistieron los policías.

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Los tres hermanos Cachimbas, en el banquillo
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