Lo que le espera a Cádiz en la era Trump

Las elecciones que se han celebrado al otro lado del mundo han mantenido en vilo a miles de españoles. El país más poderoso de la tierra extiende sus tentáculos hasta suelo gaditano, donde en estos últimos años ha tenido un especial impacto. Los residentes de los 26 kilómetros que ocupa la Base de Rota vivían ayer los comicios como si se tratara de un estado más. En los últimos años, los estadounidenses desplazados se han integrado en el municipio haciendo suyos establecimientos de ocio y viviendas fuera del perímetro militar. Se calcula que el impacto económico podría rondar los 500 millones de euros. Ese es el cálculo que hacía el Ayuntamiento de la localidad el pasado julio tras el anuncio de la visita del presidente Barack Obama.

Pero esta mañana nos hemos levantado con la sensación de que todo lo construido desde entonces podría estar en peligro y la cifra es lo suficientemente importante como para sentir tales comicios como propios. Desde que llegaron a puerto los primeros destructores los soldados americanos han alquilado 950 viviendas en la localidad a las que se suman otras 1.000 en El Puerto, lo que reporta unos ingresos superiores a tres millones de euros a las familias gaditanas.

La Bahía de Cádiz también se veía favorecida con el generoso contrato para los astilleros. Los 229 millones de euros reportará el acuerdo comercial que vino a aliviar la sequía de encargos con el mantenimiento de los buques durante siete años. Por eso escocieron las palabras del candidato Donald Trump cuando dijo aquello de que «el que quiera protección de Estados Unidos, que la pague». Y otra de sus perlas: «La OTAN es una institución obsoleta». Hoy que el resultado está claro, aquel posicionamiento está más presente que nunca, pues cualquier decisión que vuelva a las políticas aislacionistas del pasado podría hacer tambalear la economía gaditana.

Comercio exterior

Los votantes han dado la victoria al magnate de Nueva York y con ello han sembrado la incertidumbre entre las empresas gaditanas que han encontrado en el mercado estadounidense su mejor cliente. Las exportaciones han sido un músculo económico durante los años más duros de la crisis, cuando pymes e incluso autónomos se han visto obligados a salir fuera. Sólo el año pasado exportaron al país mercancías por valor de 125 millones de euros -el 10,4% del total-, según datos de la Agencia Andaluza de Promoción Exterior (Extenda).

Sus ciudadanos nos compran combustibles y aceites minerables, además del valoradísimo aceite de oliva que ha llegado a convertirse en producto de primera necesidad en muchos hogares norteamericanos. Conservas, verduras y zumos ocupan el tercer lugar. Y si hay un producto que los vuelva locos es el vino de Jerez, cada vez más de moda en los restaurantes e incluso demandado para la hostelería. Las bodegas del Marco venden una media de siete millones de euros en botellas a Estados Unidos y llegan a ser competencia de la viña californiana.

El programa de Donald Trump, lejos de favorecer ese libre flujo, lo complica. Apuesta por un aumento de aranceles y no cuenta con el mejor carácter para la negociación. El primer indicador de cómo puede afectar al comercio ha sido el comportamiento de la Bolsa, que abría este miércoles en números rojos. Y tal vez al pequeño empresario no le preocupe demasiado lo que se cuece en el parqué madrileño, pero también hay grandes empresas gaditanas allí instaladas. Es el caso de Acerinox, con sede en el Campo de Gibraltar, que tiene una oficina en Wrighville (Carolina del Norte) o Carbures, que levantó una planta en Carolina del Sur con un socio norteamericano.

La aplicación del programa y el margen de maniobra que dé al nuevo presidente el Congreso y el Senado -ambos también en manos de los republicanos- decidirá el futuro de esa relación entre Cádiz y el mercado estadounidense.