Coronavirus

«En China el coronavirus parece cosa del pasado»

Alberto Belmonte, gaditano afincado en el país oriental, teme que la desescalada en España se hiciera demasiado rápido: «Aquí lo último que se abrieron fueron los bares, discotecas y locales de ocio»

Alberto y Rocío, en una comida durante sus vacaciones en el norte de China, hace apenas unos días. A. B.

José María Aguilera

«Las medidas restrictivas funcionan y aún deben endurecerse más... dará resultado» , «no se ha tomado en serio el virus», «hay que cerrar Madrid». Alberto Manuel Belmonte , gaditano residente en China, profetizaba con exactitud milimétrica lo que ocurriría en España después de haber vivido una situación similar en su hogar. «Y a España le irá peor porque está más descontrolado». Era el inicio de la pandemia , antes de comenzar abril. Ahora, seis meses después, desvela que el dichoso Sars-Cov2 ya parece cosa del pasado entre sus vecinos, mientras en Europa sufren las primeras embestidas de la segunda ola.

En esta ocasión, reconoce sentirse «sorprendido» con lo que ocurre en la península Ibérica. «Es que no entiendo qué están haciendo». Teme que los gobernantes se hayan precipitado en la desescalada, que «debe ser más gradual. El Gobierno chino es paternalista, protege y decide por la gente, y no se procedió a la apertura hasta que la pandemia estuvo totalmente controlada. No se podía salir para nada, ni para trabajar, ni con horarios, ni ninguna excusa. En España se ha hecho más rápida y descontrolada». Y en su reflexión comprende los motivos. «Cada país es esclavo de su situación y el turismo es clave en nuestro país. Se abrieron demasiado rápido discotecas, bares... y eso en China fue lo último junto con gimnasio y cines. Entiendo que el del negocio me dirá ¿y de qué como yo? Toda la razón, pero es que aquí el asunto económico ni preocupaba antes ni preocupa ahora».

Ya advertía que en el gigante asiático no se mostraba esa preocupación por el dinero, y esa variante distancia ambos proyectos de contingencia del coronavirus. «Comprendo a los que dicen que desde un punto de vista económico no se puede hacer otra vez un confinamiento, pero si los hospitales se desbordan, no hay economía que valga . Quizás haya que buscar una fórmula mixta y aguantar el tirón».

«Está todo normalizado»

Alberto relata que en China ya está todo «muy normalizado. Hay sitios donde la mascarilla es obligatoria, como centros comerciales o las estaciones de metro y tren, porque existe mayor aglomeración de personas. Pero por las calles la mayoría no las lleva e incluso tampoco se respeta la distancia de seguridad». El típico atuendo de los asiáticos no es obligatorio y ya no lo llevan mientras en España multan al que no se cubre. «Ahora mismo, l a población empieza a no estar al tanto de las noticias. Apenas hay 10-15 casos de nuevos infectados al día, algo irrisorio en un país tan grande. Muertes ya no hay. Nosotros llevamos sin contagios en nuestra isla desde marzo, y por eso es un poco absurdo llevar mascarilla. Empieza a verse como cosa del pasado, si bien hace dos días el Gobierno chino pidió cautela porque ahora entramos en una época en la que con el frío puede haber rebrotes ».

«Empieza a verse como cosa del pasado, si bien hace dos días el Gobierno chino pidió cautela porque ahora entramos en una época en la que con el frío puede haber rebrotes»

Incluso hace escasas fechas el Partido Comunista organizó un evento multitudinario para dar gracias a los médicos. La sensación es de victoria tras haber padecido una guerra. « Acaban de abrir las fronteras. Ahora es más fácil el acceso para aquellos ciudadanos chinos que estaban fuera, y están empezando a regresar». En su caso y el de su pareja Rocío, ha sido el primer verano sin pisar su tierra. « No hemos salido de China porque nadie nos garantizaba que podríamos volver y mantener el puesto de trabajo. Estuvimos de vacaciones por el norte y, eso sí, cuando regresamos a nuestra provincia nos hicieron el test antes. Es protocolo al salir de una región».

Sin haber fórmulas mágicas, se pusieron en marcha «métodos que van reduciendo los riesgos si se suman. Ha funcionado muy bien la aplicación, donde al pasar el código QR te salen tus datos. Si tienes codigo verde, puedes pasar. Si es rojo, fuera. También se controlaba mucho la temperatura , y se hacen test . Los pueblos pequeños libres de virus han cortado incluso los accesos para protegerse, aislándose, evitando la propagación. Esa unión de medidas ha minimizado los contagios».

La vacuna de China

Tampoco existe guerra política, «porque no está permitida ». «Hubo un pequeño levantamiento los primeros días al morir el médico que descubrió el virus, pero cuando hay problemas todos se unen y olvidan lo negativo». En China ya se ha fijado la mirada al frente. «Se está focalizando en lo bien que se ha hecho, que en parte tienen razón, pero no informan del origen y mantienen esa batalla infantil con Estados Unidos. Si no controlan los mercados húmedos, que son un foco de contagio vírico, se compran papeletas para que salga otro virus».

Y en esa vista hacia el futuro no les preocupa demasiado la vacuna, pues «al estar controlada la situación están más tranquilos. La carrera por encontrarla es más por el reconocimiento internacional . Y habrá que ver la actitud del ser humano cuando empiecen a comercializar con ella».

Alberto Belmonte es psicólogo de profesión y ha podido experimentar la afección del Covid-19 en sus nuevos compatriotas. Pero apenas nota diferencias. « Psicológicamente no ha dejado secuelas. Los chinos son grandes represores emocionales , la depresión va por dentro. No se quejan tanto como en Europa, donde exigen los derechos. Aquí se obedece y no se pide. Eso en este momento tan duro ha sido un punto a favor».

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