MUELLES

El puerto de Málaga, el ejemplo del hermano mayor para Cádiz

La capital de la Costa del Sol inició hace veinte años el proceso que ahora se vive aquí y nos muestra sus aciertos y sus errores

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Salvando las grandes distancias de tamaño, población y evolución turística, el caso de la integración del puerto de Málaga en su ciudad puede ser un buen caso para estudiar y mejorar el proceso que se ha iniciado este año en Cádiz.

La capital de la Costa del Sol (que supera los 600.000 habitantes y que recibe a más de un millón de turistas al año) inició hace ya veinte años el proceso de de integración del Muelle Heredia, Muelle Uno y Muelle Dos en el centro de la ciudad que supuso una inversión total de 475 millones de euros. Hasta los años noventa, la valla, una casi idéntica a la que separa el puerto de Cádiz de Canalejas, era tan impermeable como la de aquí.

Ahora, el presidente de la Autoridad Portuaria del Puerto de Málaga, Paulino Plata, saca pecho y vende la grandeza de un puerto volcado con el turista, tanto el crucerista como el nacional (especialmente con este último). Pero cabe apuntar que el puerto malagueño había quedado en desuso desde que suprimieron el negocio del petróleo y tuvieron que buscar un nuevo nicho de mercado que, en el caso de la Costa del Sol, pasaba obviamente por el turismo.

De cualquier manera, el proceso vivido en Málaga ha sido largo, costoso y, en numerosas ocasiones traumático para los empresarios locales y los vecinos. La peatonalización de la calle Larios causó grandes pérdidas en el comercio tradicional malagueño y en la hostelería de la zona; el endeudamiento debido a las obras faraónicas acometidas en el Puerto como el museo Pompidou (polémico como pocos) o la pérgola del Muelle Uno (que supone anualmente 200.000 euros de mantenimiento para las arcas públicas de la Junta y del propio Puerto), podrían ser algunos de los malos ejemplos de los que hay que huir.

Uno de los principales errores que cometieron en este puerto vecino, y que es evidente, fue la construcción de una enorme terminal de pasajeros que acabó lastrando las cuentas del puerto malagueño y que no quita para que hoy día ofrezca un gran servicio cuando se produce un embarque de un gran crucero. Aunque también es cierto que dicha infraestructura permanece ociosa casi 200 días al año.

De ahí que Cádiz deba buscar eso tan complicado como es el término medio. Sopesando sus propias capacidades y sus objetivos. No hay que decir que la capital de esta provincia no cuenta con esa gran población (ni el consiguiente peso político en Andalucía), ni que tampoco es la capital de la Costa del Sol (el principal destino turístico de la comunidad autónoma) pero tiene otras fortalezas. Sus muelles han mantenido, a duras penas, la actividad portuaria que genera 11.000 empleos directos, indirectos e inducidos en la provincia. Y se ha esforzado por mantenerlos.

Además, la ordenación de los tráficos es notablemente mejor que la se ejecutó en Málaga en los 90. Las vistas que encuentra el visitante cuando se sitúa en los muelles malagueños, entre el cantil del Muelle Uno y la gran terminal de pasajeros, son una vieja cementera y el muelle de graneles sólidos (con el consiguiente impacto medioambiental: polvos, ruidos y demás). Esto en Cádiz se solucionó mejor en el Muelle de La Cabezuela, alejado del centro histórico gaditano.

La terminal de pasajeros de Málaga costó 34 millones y la de Cádiz apenas uno, lo justo para adaptar un edificio

Otra ventaja, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) puede presumir de tener las cuentas mucho más saneadas, con un nivel de endeudamiento muy bajo. Esto no solo indica que la gestión ha sido cabal sino también bastante conservadora en sus planteamientos. La APBC, hasta ahora, ha corrido pocos riesgos por no decir ninguno. Y sin embargo, esta entidad pasó grandes apuros financieros cuando la UE se replanteó la financiación de la Nueva Terminal de Contenedores durante más de dos años. Una vez pasado este bache económico, leve comparado con el de Málaga, el Puerto de Cádiz tiene fuelle suficiente para emprender proyectos algo más ambiciosos.

Una de las claves interesantes que ofreció un Paulino Plata entregado a la comitiva gaditana durante la visita realizada esta semana, en la que hay que destacar la nutrida representación de la sociedad gaditana, fue la de no delimitar demasiado los usos para no caer en los errores que ellos mismos cometieron.

En Málaga arrastran varias instalaciones sin salida comercial por haber concretado tanto este aspecto que no han encontrado a ningún empresario interesado en invertir en un negocio que deba ajustarse a un capítulo tan concreto como ‘uso comercial náutico’, por ejemplo. «Esto restringe las posibilidades de encontrar a un comerciante tan especializado y que desee arriesgar justo en esta ubicación. A ver qué hacemos ahora con estos edificios...», comentaba Plata ante un auditorio expectante.

El presidente de la Autoridad Portuaria malagueña valoró que la prospección realizada por el citado grupo de gaditanos contase con el apoyo de todos los sectores de la población: político (todos los partidos con representación en el Pleno encabezados por el alcalde José María González), comercial, con el representante de los comerciantes Manuel Queiruga; comunidad portuaria, con empresarios de peso como Emilio Medina, prácticos del puerto demás; medios de comunicación y asociaciones de vecinos. «En Málaga no lo hicimos así y nos costó muchos disgustos», apuntaba Plata.

La valla, una barrera mental

Como dato curioso, cabe destacar que el puerto de Málaga ha eliminado la valla del muelle, que es idéntica a la gaditana solo parcialmente. La suprimieron sobre todo en el acceso por calle Larios pero en otros tramos se ha dejado como elemento de separación de espacios, pintada en blanco. Plata explicó al alcalde de Cádiz que es útil para la seguridad de los transeúntes.

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