CÁDIZ

Navalips: de gran auditorio de lujo a vertedero urbano sin control

Hace cinco años, los taurinos recogían firmas para que acogiera una plaza multiusos y grupos ciudadanos reclamaban un nuevo equipamiento cultural

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Hace tan solo cinco años, el concejal de Urbanismo de Cádiz de la época, Ignacio Romaní, tenía que atender a los interesados cuando caminaba por la calle. Le preguntaban casi a cada paso. Y a otros miembros del anterior equipo de gobierno.

Los aficionados a los toros recogían firmas para pedir que el gran solar de la Zona Franca acogiera la célebre plaza de toros multiusos. Esos presuntos usos múltiples (aunque a los reivindicantes sólo les interesaban los toros) serían conciertos estelares, protagonizados por artistas internacionales. O grandes eventos deportivos. Hasta de la Copa Davis llegó a hablarse durante aquel furor que duró muchos meses.

Los ciudadanos más templados, aficionados a la música, llegaron a manifestar públicamente su queja por la falta de escenarios en Cádiz.

Con el Teatro de la Tía Norica aún en obras y con el Pemán clausurado, como ahora, por una reforma eterna sólo quedaba el Gran Teatro Falla. Y en verano no puede ser usado por falta de refrigeración. Cundía la sensación de que a Cádiz le faltan equipamientos para acoger espectáculos de cualquier tipo.

Unos y otros, seguidores de Serrat o de Morante de la Puebla, melómanos o taurinos, veían en un solar la respuesta a todas sus necesidades, las que ellos entendían que tenía de la ciudad. Ese lugar elegido era el solar de la antigua factoría de hélices Navalips, junto a la glorieta Zona Franca. A 50 metros del estadio Ramón de Carranza y en un lugar ideal para formar toda una zona, una manzana, dedicada al ocio, a una programación que tantas limitaciones encuentra en una ciudad periférica. El gran complejo ubicado en el suelo de Navalips se iba a llamar, con mucha pompa, Centro Metropolitano de Espectáculos. En términos coloquiales, los vecinos de Cádiz esperaban el proyecto con el anterior sobrenombre de plaza multiusos. Pero ni una cosa, ni la otra. Nada. El derribo de la vieja fábrica se culminó hace tres años, en 2012. Desde entonces, ya con el solar despejado, ni una sola novedad. Nadie se hace responsable del terreno. Son 14.000 metros cuadrados desperdiciados sin plan ni futuro. Además, ubicados de forma estratégica, a pocos metros de las dos avenidas principales de salida y de acceso, tanto por la autovía de San Fernando como por el Puente José León de Carranza.

Apenas cinco años después de aquellos sueños, tres después del derribo, el solar permanece abandonado, sin control, limpieza ni vigilancia. El suelo de Navalips se ha convertido en un aparcamiento esporádico (en días de partidos de fútbol señalados) y en vertedero urbano de ocasión.

El Plan General de Ordenación Urbana lo señala todavía como espacio destinado a equipamientos públicos pero nadie sabe nada de fechas ni de planos o dotación presupuestaria.

Nadie sabe nada

En el Ayuntamiento de Cádiz se lavan las manos. Recuerdan que el suelo no es de su propiedad, que pertenece a la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales). Desde la Administración del Estado tampoco tienen constancia de que tantos metros de terreno público se estén usando para depositar escombros o desperdicios, ni para estacionar coches.

Este último desconocimiento resulta chocante puesto que varios millares de personas, desde agosto hasta diciembre, han usado ya las instalaciones para aparcar durante los partidos de fútbol celebrados en el Ramón de Carranza. La célebre noche de Copa del Rey, la de la visita del Real Madrid, un dispositivo de la Policía Local cerca de la puerta del solar mientras era usado como aparcamiento por una joven pareja. Ninguna administración se declara, siquiera, enterada de que su acceso permanece abierto 24 horas al día. El vecino Consorcio Estatal de la Zona Franca tampoco admite ninguna responsabilidad sobre el suelo.

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