La Cabalgata del aquí, el allí y el casi

Se esperaba con ganas la Cabalgata de los Reyes Magos este año en Cádiz. Y casi no llega. Porque justo a las cinco de la tarde, hora oficial del inicio del itinerario, cayó la tromba de agua que no había caído, no sólo en toda la Navidad, sino que no había aparecido en todo el invierno. «Ahora... ¿ahora tiene que llover?», se resignaba una madre con sus dos hijos parapetada debajo de la cornisa de la Diputación. Fue de sopetón. Cientos de personas buscaban corriendo refugio en cafeterías, bares, soportales, paradas de autobús... porque el chaparrón caía con fuerza y hacía temer lo peor: que este año después de tanta historia con el traslado al centro de la cabalgata, los Reyes Magos se quedaran en Oriente.

«¡Esto con Teófila no pasaba!», bromeaban dos padres entre risas. «Tranquilos, dice Kichi que si hace falta los trae él en canoa», apuntaba otro. Pero, poco a poco, el cielo fue dando una tregua y la cara de los niños cambió por completo. De los llantos y los gritos a las risas y el ‘siteportasbien’. Quedó el viento. Eso sí. Muy incómodo por cierto en zonas tan expuestas como la Alameda donde ya de por sí sopla con ganas.

Pero llegó el momento, cuando pasaban veinte minutos de las cinco la Delegación de Fiestas del Ayuntamiento dio el ‘sí’. «Salimos». Y Melchor, Gaspar y Baltasar aparecían como magos que son en el parque Genovés ya montados en sus carrozas y todo, dispuestos a recorrer las calles gaditanas con la ayuda de Luis Rivero, AntonioCarrascosa y Miguel Ángel Martínez Villar, que esperaban también con muchísima ilusión ese momento y que casi se quedan sin él. Como todos los que participaron en el cortejo que de inmediato dejaron los paraguas y empezaron a tocar las palmas. «Ves mamá te lo dije. No nos teníamos que ir para casa», se escuchaba entre el mogollón.

>> FOTOS: Así ha sido la Cabalgata de los Reyes Magos en Cádiz

>> Las imágenes de la Cabalgata. La lluvia retrasa el desfile

Tertulia de autobús

Pero al margen del parte meteorológico, el otro tema del día era si gustaría o no el traslado al casco histórico. Ya lo resumían dos vecinas en la parada del 1 en la Avenida. A eso de las cuatro y cuarto de la tarde. «Anda que los de aquí (Extramuros)están contentos...», «no sé, pero los de allí (los del centro)sí que lo deben de estar, sí. Dicen que Kichi se lo quiere llevar todo para allá, como antiguamente», sentenciaba otra espontánea y clásica tertuliana.

Lo cierto es que fue subirse al autobús y en dos paradas, lleno. «Al final por los niños te mueves donde haga falta», comentaba un padre. «Es mucho más molesto para llegar o volver pero si tu hijo quiere ir a ver a los Reyes, poco puedes hacer». Inmediatamente los ojos del ‘hijo’ lo decían todo. No hay excusa que sirva. Así, ya sin lluvia y con la gente colocada en su sitio (el de allí/aquí) comenzaba la fiesta. Primero en el parque Genovés, de ahí por la Alameda, Paseo Carlos III (abarrotados), plaza de España, Avenida Ramón de Carranza y San Juan de Dios.