Domingo de Ramos, el día más feliz del año

Volvió a ser Domingo de Ramos. Volvió la vida. Si el “Blue Monday” es considerado por los expertos como el día más triste del año, a buen seguro el Domingo de Ramos ha de ser el más feliz. Al menos, para los cofrades, claro.

Tres años ha habido que esperar para volver a ver a los niños del colegio de la Salle San José portar sus palmas . Por ello, cuando la hermandad de la Borriquita se echó a las calles, Jerez volvió a ser Jerez. El tarro de las esencias despertaba de su letargo para reinaugurar la Semana Santa jerezana. Cristo Rey, a lomos de su borriquita, bendijo de nuevo a los jerezanos que salieron a su encuentro. Nuestra Señora de la Estrella le seguía en su caminar, presagiando la pasión por la que debía pasar su amado hijo. Las dos caras de una misma moneda: la Entrada Triunfal en Jerusalén, proemio de la pasión, muerte y resurrección que se anunciará por las calles de Jerez en esta Semana Santa.

Todo ello concentra la Virgen de la Estrella, el dolor y la alegría que, finalmente, se impondrá. Como la alegría que reinará entre los cofrades de esta hermandad cuando en el mes de octubre del año que viene sea coronada canónicamente su dolorosa. Desde la lejana iglesia de Santa Ángela de la Cruz, alcanzó el centro la hermandad de Pasión . Cada año que procesiona en esta jornada, se asienta cada vez más. Es un deleite comprobar cómo maneja esta cofradía los tiempos. Es un auténtico ejemplo de cómo debe ser y cómo ha de actuar una cofradía en la calle. Y, como no podía ser de otra forma, la cuadrilla comandada por Ezequiel Simancas volvió a demostrar que está a otro nivel con una recogida espectacular.

La tercera de las cofradías en pasar por palquillo fue la hermandad del Perdón . El crucificado que tallase Francisco Pinto Berraquero ya era imponente cuando procesionaba solo por las calles de Jerez. Ahora, el nuevo conjunto escultórico que ha completado Lourdes Hernández trasciende aún más la belleza de este paso de misterio.

Los dos ladrones que acompañaron al Santísimo Cristo del Perdón fueron el estreno más importante del día y de los más relevantes de la Semana Santa. Por el contrario, las obras en la zona del Arroyo complicaron el acceso de los cofrades para contemplar el regreso de la cofradía a su ermita. El paso de palio de María Santísima del Perpetuo Socorro, con la candelería encendida durante la noche, fue una auténtica delicia.

La hermandad del Transporte , una de las más ilustres de nuestra Semana Santa, aportó el júbilo en esta jornada. La mirada de Nuestro Padre Jesús del Consuelo cautiva a los corazones que ante Él se postraron. Su portentosa cuadrilla, comandada por Manuel Monje –hermano mayor también-, dejaron estampas que permanecerán en la memoria de quienes se concentraron en su barrio o, ya de vuelta, en Tornería o Porvera. Y bajo su palio de malla, la Reina del Transporte, Madre de Dios de la Misericordia, dejó una estela dulce y embriagante. El aroma de esta Dolorosa es arrebatador.

La penúltima de las cofradías en pisar la Carrera Oficial fue la hermandad de la Coronación de Espinas . Fue un auténtico acierto recuperar el paso por el barrio de San Pedro de vuelta. El Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas y María Stma. de la Paz en su Mayor Aflicción pisaron la calle Bizcocheros tanto de día como de noche, para deleite de los cofrades. El paso por San Pedro de esta cofradía constituyó, un año más, uno de los momentos grandes de la Semana Mayor.

El luto en las Angustias tiene un sabor especial. Las puertas del humilladero volvieron a destapar el tarro de las esencias. La imagen de Nuestra Señora de las Angustias y la idiosincrasia de la cofradía tienen ese pellizco que engancha. La noche, la oscuridad rota tan solo por la luz de los cirios en alto y de los candelabros, San Miguel como escenario y unas voces angelicales, las de los niños de su escolanía, como acompañamiento musical. Todo aquel que la contempló en este Domingo de Ramos, no la olvidará. Toca los corazones, al igual que los siete cuchillos traspasaron el corazón de las Angustias. Porque el luto de las Angustias tiene un sabor especial.