25 años de Filosofía y Letras vistos con ojos de decano

¿Quién podría imaginar que el antiguo acuartelamiento del casco histórico de Cádiz se convertiría algún día en una facultad universitaria?. La más destacada del campus, la que ha sido centro de estudios de muchos de los grandes autores del Carnaval. Filosofía y Letras cumple 25 años en su actual sede, en la que se ha convertido en una referencia para el ámbito de las Humanidades. Una posición que debe al esfuerzo de los equipos que se han situado al frente. Así lo recuerdan los cinco rectores de este cuarto de siglo en una mesa redonda, casi una reunión de amigos que se ha celebrado en el centro con motivo del aniversario.

De las huelgas universitarias al Plan Bolonia. Veinticinco años desde aquel 1 de octubre de 1990 cuando el nuevo edificio abrió sus puertas.

Apenas sin estrenar encontraba Juan José López Álvarez el despacho del Decanato. Estuvo al frente de él entre 1991 y 1999, la época de mayor actividad. Ha querido empezar el profesor recordando los retos que relataba en una entrevista al periodista Emilio López, recientemente fallecido. Entonces la preocupación era la falta de espacio para albergar a tanto estudiante, la escasa capacidad de la biblioteca o la necesidad de organizar eventos de altura para ganar relevancia en el ámbito académico.

De aquellos años recuerda con especial cariño la investidura como Doctor Honoris Causa de Fernando Quiñones, que fue condecorado poco antes de morir. O el homenaje a Manuel de Falla en el año 98. Y no se le han olvidado los malos tragos como las protestas universitarias por la falta de espacio, que obligó a trasladar a alumnos a Medicina y a Ciencias para poder dar las clases. «Pero pudimos encontrar ese sitio con la ampliación y el aulario de La Bomba», asegura.

La biblioteca de temas gaditanos fue otro de los logros de su etapa y la apertura de la facultad a las agrupaciones de Carnaval. El centro era ya una referencia cuando Rafael Sánchez Saus llegó en 1999. Permaneció como decano hasta 2004 y en esos cinco años quiso dejar huella reforzando ese sentido de la comunidad con el que concibe a la Universidad. Fue durante su etapa cuando se comenzó a dar importancia al día de San Isidoro, patrón de las facultades Filosofía y Letras y se planteó la galería de retratos de los decanos para dejar constancia de la historia. También le tocó gestionar la última fase de ampliación de la biblioteca y continuar con la modernización.

«A reforzar ese sentido de comunidad destiné mis esfuerzos», señala y a la proyección externa de este centro, con iniciativas como el Foro Genovés, celebrado en 2002. Entonces los equipos con los que trabajaba en el Decanato eran mucho más reducidos y la relación entre ellos iba más allá del trabajo.

Francisco Vázquez García le sucedió en el cargo en 2004. De nuevo un profesor de Geografía e Historia se ponía al frente de la facultad, aunque su trayectoria sólo duró un año. No ha querido el profesor hablar de los motivos por los que tuvo que abandonar el despacho, pero sí recuerda aquel año con una enorme emoción. Tomó posesión unos días antes del brutal atentado de Atocha y de que el Rectorado se renovara por completo y le tocó asumir la primera toma de contacto con el Plan Bolonia.

Explica Vázquez García que fue entonces oyó por primera vez aquello del campus virtual, del reconocimiento de capacidades académicas o de los másteres. «Las realidades de hoy se forjaron entonces», dice. Esa nueva manera de gestionar la universidad, la necesidad de captar recursos y de rendir cuentas que hoy es tan habitual germinó durante aquel año. «Emprendimos un viaje de transformación que hoy continúa».

Esa es la labor con la que quiso seguir Manuel Arcila, que formó parte del equipo de Francisco Vázquez y luego recogió su testigo. «Me siento rodeado de maestros», comenzaba su intervención el que fuera decano hasta 2013. El profesor Arcila fue decano de la misma facultad en la que estudió y de la que quiso hacer un centro de excelencia. Unas altísimas aspiraciones que contrastaron con el cambio de ciclo. «Llegué a ser casi un talibán de la calidad», dice.

El Plan Bolonia le dio la vuelta a todo lo que conocían hasta ahora. Vinieron los años de las autoevaluaciones, las memorias, la nueva conciencia universitaria. Jornadas interminables para preparar los grados, el reto de las dobles titulaciones para atraer a unos alumnos que cada vez se interesaban menos por las carreras de letras. Todo en un ambiente que permanente transformación.

Y como anécdota, Arcila recuerda la entrada de los antidisturbios en 2012 cuando el grupo Valcárcel Recuperado organizó una protesta en un acto en el que estaba invitado el juez Grande Marlaska. «Aún tengo juicios pendientes por aquello», señala. A Jacinto Espinosa, el actual decano, le ha tocado continuar con esa labor. En este año y medio ha sido profesionalizando los equipos gestores y trabajando para garantizar esa excelencia que distingue hoy a la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz. Él ha sido el artífice de este aniversario en el que se cuenta la historia de los más 5.000 alumnos que han pasado por sus clases y los 300 profesores que las han impartido.

En la actualidad, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz cuenta con una oferta académica compuesta por un total de ocho títulos de grado (Estudios Ingleses, Estudios Franceses, Estudios Árabes e Islámicos, Historia, Filología Clásica, Filología Hispánica, Humanidades y Lingüística y Lenguas Aplicadas), cinco dobles grados (Estudios Franceses y Estudios Ingleses; Estudios Árabes e Islámicos y Estudios Ingleses; Filología Clásica y Estudios Ingleses; Filología Hispánica y Estudios Ingleses; Lingüística y Lenguas Aplicadas y Estudios Ingleses) y cuatro másteres oficiales: Estudios Hispánicos, Patrimonio, Arqueología e Historia Marítima, Género, Identidad y Ciudadanía y Comunicación Internacional.