Las instalaciones han hecho posible la investigación a pie de playa y ha facilitado la toma de muestras.
Las instalaciones han hecho posible la investigación a pie de playa y ha facilitado la toma de muestras.
cádiz

El laboratorio de la ciencia caletera

El Labimar cumple medio año de investigación y divulgación en el Castillo de San Sebastián

jesús a. cañas
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La luz blanca hasta rabiar entra por las pequeñas ventanas que dan a La Caleta. Iluminan una estancia, en apariencia, nueva pero curtida en mil batallas con la mar. Pero quizás ahora, tras siglos de existencia, es cuando justo ahí se habla del mar como verdadero protagonista de todo lo que es Cádiz. Y por si quedan dudas, diversos mensajes impresos en las paredes recuerdan la importancia del líquido y salado elemento que cubre nuestra existencia. No se puede decir que no se lo estén trabajando en el Laboratorio de Investigaciones Marinas del CEI.Mar.

Llegaron hace casi seis meses a un Castillo de San Sebastián varado en un mar de proyectos, ideas y rehabilitaciones que no terminan de llegar.

Ahora, gracias a ellos, la inmensa fortaleza está viva, con trasiego de investigadores y público en general que se asoma al otro lado de la verja a ver qué está ocurriendo en esa recoleta sala del castillo.

Y lo que ocurre allí es que, con una inversión reducida y grandes dosis de ilusión, ganas y empuje, el Labimar no para de idear cómo estar presente en la sociedad gaditana. El artífice de ello es el catedrático de biología y director del espacio, Juan J. Vergara, empeñado en que el Labimar no solo sea un espacio de investigación de la UCA y su CEI.Mar, sino un lugar abierto a la ciudadanía. De hecho, él mismo reconoce que, además de la docencia y la investigación, la difusión es la gran baza de las instalaciones. De hecho, hace unos días sorprendió a más de medio centenar de asistentes con unas jornadas en las que hizo una completa radiografía de La Caleta: historia, biología o patrimonio subacuático fueron algunos de los temas tratados. Para ello, no dudó en dar voz a vecinas del barrio de La Viña o a pescadores del Club Caleta. «Y no se trata solo de lo que ellos puedan conocer de nosotros, sino lo que podemos aprender nosotros con ellos», reconoce Vergara.

El catedrático que lo dirige apuesta por dar la voz a la sociedad

Además, el investigador explica los beneficios de las instalaciones para el propio desarrollo universitario: «Se han mejorado las prácticas docentes de los grados y másteres de la Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales; ahora tenemos un laboratorio equipado a pie de mar donde realizar las prácticas de campo. El Labimar ha servido para tareas de investigación relacionadas con la fauna del entorno». De ahí que Vergara se sienta satisfecho del desembarco de la UCA en un espacio tan emblemático como San Sebastián en enero de este año. De momento, la trayectoria es corta, aunque el director enumera alguna de las actividades celebradas: «Se han realizado ciclos de conferencias como Invescerca, donde nos propusimos acercar la ciencia al gran público.

También la I Feria Científica del Mar, con asistencia de escolares y público general, y las jornadas abiertas a la ciudadanía sobre el patrimonio de La Caleta, un lugar emblemático de la ciudad y con un gran valor histórico, social, cultural, y natural». El 'leimotiv' de tanta actividad está claro para el catedrático: «Hemos apostado por la vocación de la Universidad como servicio público, con las puertas abiertas no solo para los estudiantes, sino para la ciudadanía en general». Para Vergara, el Labimar no es más que un reflejo de lo que, con el tiempo será el CEI.Mar cuando «tenga un papel fundamental en la sociedad, como uno de los motores de la economía basada en el mar, la economía azul».

El laboratorio ha dado vida a un castillo que, hasta ahora, solo abría puntualmente

Y eso por no hablar de lo que queda por venir. De hecho, este mismo mes celebrarán en dos semanas sendos cursos de la escuela de verano 'II Summer School UCA-CEIMAR', uno dedicado a la acuicultura y otro al mundo de las algas y la gastronomía, «con una vertiente práctica y aplicada». «Vendrán expertos internacionales en ambos campos a impartir docencia.

También queremos traer algún campamento escolar de verano a realizar talleres de educación ambiental en este periodo, y para el curso que comienza en septiembre queremos tener visitas de escolares, en un programa titulado 'El cole va al (Labi)mar', que recientemente hemos solicitado a la FECYT (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología) a través de la UCC+i (Unidad de Cultura Científica) de la UCA», resalta el investigador.

Además, en el Labimar están a la espera de desarrollar otros proyectos como la exposición sobre la expedición Malaspina, de la original del siglo XVIII a la campaña oceanográfica reciente, acompañada de un ciclo de conferencias, con la colaboración del Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando y el Instituto Hidrográfico de la Marina de Cádiz. También hay otras propuestas solicitadas a diversos entes públicos y fundaciones para desarrollar programas de divulgación y acercar el conocimiento del mar a la sociedad.

Así, desde el Labimar irán completando una agenda entre la docencia, la investigación y la difusión. Mientras, sus puertas están abiertas a todos durante la jornada laboral. De ahí que, mientras Vergara enseña las instalaciones, se asomen unos y otros a ver qué se cuece en el pequeño Labimar. Entre paneles interpretativos en castellano e inglés, mesas y un pequeño acuario, el turista se marcha con la idea de que ese Castillo ni está tan abandonado a su suerte como parece, ni Cádiz tan de espaldas al mar como podría pensarse.

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