Dolores con sabor a vísperas

Se podría llamar el 'síndrome vísperas', ese que lleva a disfrutar más de la espera que de la fiesta en sí. Y ese sentimiento es el que más de un cofrade experimenta durante la Cuaresma. 40 días de intensa actividad en forma de cultos y preparativos que están a punto de terminar y se despiden por todo lo alto con una gran jornada cofrade.

Los templos de la ciudad fueron un hervidero de fieles que iban y venían en una ruta cofrade en la que cazar cultos y montajes a partes iguales. Y es que, en la celebración del Viernes de Dolores, tres hermandades celebraban destacados cultos. De un lado, Servitas celebró la función solemne que puso fin a los cultos a la Virgen de los Dolores.

Curiosamente, ese orden es la única que puede celebrar la solemnidad de esta fiesta, suprimida por el Concilio Vaticano II. Para ello, la orden dispuso a su titular en el altar mayor de San Lorenzo y bajo su paso de palio. Un bello exorno con el que la corporación ha celebrado su triduo. Se da la circunstancia también que es probable que este sea el último Viernes de Dolores de Servitas en su templo ya que la fraternidad servita aprobó el cambio de jornada de salida del Viernes Santo a esta jornada. Por ello, si los permisos llegan a tiempo, para el Viernes de Dolores de 2016 la orden saldrá en procesión en una jornada como la de ayer.

Pero no fue la única corporación en celebrar cultos, la iglesia de Santa María fue un constante ir y venir de cofrades y devotos que se acercaron hasta las plantas del Nazareno para besar la mano de la Virgen de los Dolores. Y es que este año, el besamano lució en un cuidado montaje en el que el Señor de Cádiz ya lucía en su paso, justo detrás de la titular mariana.

Por otra parte, otro de los grandes focos de atención de la jornada, se situó en la iglesia de San Francisco y en Santa Cruz. Jesús Caído lucía en un sencillo montaje para su besamano y el Perdón hizo lo propio en Santa Cruz. Fue una intensa jornada de idas y venidas que concluyó con un Vía Crucis en la tarde en ambas hermandades, por las calles de la feligresía en el caso de El Perdón. Posteriormente, ambos titulares era subidos a su pasos en una clara señal de que la Semana Santa ya se viene.