opinión | 10 años De la voz

Diez años de orgullo

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Diez años no es nada en una canción pero puede ser una eternidad en un quiosco. En noticias, en letras, vaya, diez años son muchas vidas. Algunos se la han dejado en esta redacción desde que saliera a la calle ‘La Voz de Cádiz’ como una presa desbordada de ilusiones. Yo estuve allí, en aquella fiesta y en esos anocheceres eternos en la redacción, con más pelo y más tabaco en el bolsillo, largo siempre de café y corto de tiempo. Siempre andábamos tarde y sin dormir, con la conciencia apasionada de en que cada breve y cada ladillo se nos iba la vida. Y en parte fue así.

Pero este no es día de nostalgia, sino de triunfo. Las victorias hay que dedicarlas y yo dedicaría esta a todos los que facilitaron el trabajo, a los que sonrieron, a los que dijeron ‘Sí’, a los que hicieron que algunos pusiéramos el nombre de Cádiz «a todo lo dichoso». Pero también a los que en estos diez años dijeron que el periódico no llegaría a verano. A los poderosos que se rieron de los entrevistadores, a los que nos llamaban ‘La Voz de Euskadi’ con asco, a los que nos miraban como los conquistadores, a todos esos que nunca soportaron la idea de que sobreviviéramos, a los que miraban por encima del hombro, a los que se obsesionaron hasta lo patológico con nuestra desaparición porque no éramos ‘De Cádiz’.

Fueron todos esos los que tiraron p’abajo –algunos desde fuera y otros desde casa-, los mismos que hunden una provincia en el sumidero de la envidia y de la derrota en lugar de sumar voluntades para brillar. A todos esos, los miembros de esta redacción –muchos sin nombres ni foto-, los desarmaron a base de esfuerzo pese al cansancio, ilusión pese a los nubarrones, talento pese a la rutina y dos cojones como las puertas de Tierra con los que pelearon 3.650 días. A estos les digo: salid a la calle y levantad la barbilla, porque algún día tendrán razón, algún día tal vez cierre este periódico, o todos, yo qué sé, o quizás llegue un huracán y nos lleve a todos a la mierda pero hoy no, hoy se equivocan ellos y yo me siento orgulloso de firmar en esta página. Gracias, chicos.