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La venta de coches pisa el acelerador

El sector de la automoción repunta en la provincia tras cinco años críticos para los concesionarios

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Las familias gaditanas recuperan por fin el sueño de comprar un coche y jubilar ese viejo utilitario que ha servido de compañero de viajes durante más de una década. La venta de coches empieza a despertar en la provincia después de cinco años de letargo que ha dejado al sector de la automoción en una situación crítica.

El inicio de la recuperación económica y los planes de ayuda, impulsados por el Gobierno de la Nación, han sido determinantes para mejorar el estado de salud de concesionarios y talleres. Aún queda mucho camino por recorrer, pero los empresarios reconocen que la tendencia empieza a cambiar. Así, uno de los primeros síntomas de alivio que se detectan en Cádiz lo encontramos en el volumen de ventas registradas en el primer semestre de 2014. Se ha pasado de 4.892 unidades vendidas en 2013 a un total de 5.930 este año, lo que supone un incremento de casi un millar de vehículos vendidos entre enero y junio. El consumo mantiene su cautela, pero ya no se percibe el retraimiento de años anteriores. El presidente de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (GANVAM), Juan Antonio Sánchez, reconoce que los indicadores comienzan a mejorar y la reactivación del sector obedece, en cierto modo, a la implantación de los planes PIVE. En su opinión, «las ayudas estatales han generado confianza y permiten afrontar el segundo semestre del año con cierto optimismo y una previsión de crecimiento en las ventas del 15%».

La provincia de Cádiz cerró 2008 con 24.852 vehículos vendidos. Se trata de una cifra récord que, sin embargo, ha ido menguando conforme se ha ido adentrado en la crisis. En 2010, los concesionarios gaditanos le vieron las orejas al lobo al contabilizar sólo 7.624 unidades vendidas. La situación era insostenible. Las familias estaban más preocupadas por llegar a final de mes y pagar la hipoteca que por embarcarse en la compra de un coche nuevo. La automoción, uno de los sectores estratégicos de la economía nacional, necesitaba con urgencia un flotador que le permitiera sobrevivir hasta que amainara el temporal. De esta forma, el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero puso en marcha una primera reforma para favorecer la venta de coches. En 2011 nació el denominado plan 2000E, un sistema de ayudas directas a la compra de automóviles. El Gobierno incentivó con cien millones de euros la compra de vehículos. La medida surtió efecto. Los concesionarios gaditanos, por ejemplo, vendieron ese año 10.100 unidades, pero la cifra resultaba aún insuficiente para mantener con vida un sector al borde de la quiebra. La situación se tornó en dramática justo al año siguiente al detectarse que la ausencia de nuevas ayudas públicas había provocado un desplome brutal de las ventas. En 2012, sólo se vendieron en Cádiz 7.321 vehículos. El nuevo Gobierno de Rajoy retomó los planes de ayudas a la automoción e implantó a final de 2012 el primer plan PIVE. La medida siguió activa a lo largo de 2013 con la aplicación de tres planes más, que permitieron subir la cifra de ventas hasta las 9.996.

En enero de este año se aprobó el quinto plan PIVE con una dotación de 175 millones de euros y el pasado junio entró en vigor el sexto plan, con la misma asignación que el anterior. Esta ayuda permite al consumidor un descuento de 2.000 euros en la compra de un coche nuevo, pero es obligatorio que entregue a cambio un turismo con más de diez años, en el caso de que sea un particular, y de siete, si es comercial o de empresa. El 50% de la subvención corre por cuenta del Estado, mientras que el resto lo pone el fabricante. El resultado de la medida es óptimo. El presidente de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción (FACONAUTO), Jaume Roura, destaca que «estas medidas nos permiten ser optimistas y terminar el 2014 con una previsión de 840.000 vehículos vendidos en toda España».

El responsable en Cádiz de ACONAUTO, José Luis Torres, considera que el mercado ha experimentado en los últimos meses una ligera mejoría y la tendencia empieza a ser positiva. Señala que el equilibrio nacional del sector se consigue a partir del millón de unidades vendidas, «algo que todavía no se ha conseguido, pero vamos por el buen camino».

Los concesionarios han pasado una travesía del desierto entre 2007 y 2013. En ese espacio de tiempo han cerrado en España 3.000 empresas de automoción y se han perdido unos 45.000 puestos de trabajo. En Andalucía la cifra ha sido de 350 concesionarios cerrados y 4.860 empleados en la calle. Torres señala que la pérdida de mano de obra en Cádiz durante estos seis años de crisis ha sido del 35%.

Está claro que la implantación de los planes de ayuda del Gobierno central han salvado al sector. Desde la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC) se pone de manifiesto que el mercado de turismos muestra un crecimiento del 18% en los seis primeros meses del año y esa subida es fruto de los distintos planes PIVE impulsados por los ministerios de Industria y Hacienda. Se han vendido una media de 1.800 coches al día con cargo a estas ayudas públicas. El Gobierno de la nación no considera estos planes un gasto sino una inversión a medio plazo. Las ayudas han demostrado que sirven para reactivar al sector pero, al mismo tiempo, es un canal recaudatorio, ya que por cada euro que se invierte se ingresan dos en concepto de IVA e impuesto de matriculación.

El secretario técnico de la futura patronal gaditana del sector de automoción, ahora acogida en el paraguas de CEC-Automoción, José Muñoz, adelanta que la mejora del consumo interno y la aplicación del sexto plan PIVE favorecerán las ventas a final de año. Insiste en que la tendencia se ha invertido en el conjunto del país, «pero aún es pronto para advertir este cambio en Cádiz, aunque hay signos que lo demuestran». En este sentido señala que el sector hace de palanca económica, ya que alrededor de la venta de vehículos se mueve también el sector de los talleres. El desplome de las ventas de vehículos ha dado lugar también a un progresivo envejecimiento del parque móvil. Mientras que la media nacional supera los once años, en Cádiz se encuentra en quince. La propia Dirección General de Tráfico (DGT) ha alertado de la necesidad de cambiar esta situación, sobre todo, por razones de seguridad

Coches demasiado viejos

Todos coinciden en señalar que la aplicación de los planes PIVE ha sido clave para reactivar al sector, pero también ha sido un revulsivo para reducir la antigüedad de nuestro parque móvil. Los españoles estiraron la vida de su viejo utilitario hasta los 10,7 años en 2013, lo que supone retrasar su cambio 18 meses más que antes de la crisis, según el Observatorio del Vehículo de Empresa. Este estudio muestra cómo a partir de la fecha en la que terminó el Plan 2000E y se acentuaron las restricciones al crédito, cambiar de coche se convirtió en un lujo al alcance de tan sólo unos pocos. No es de extrañar que con esta coyuntura, el rejuvenecimiento del parque no haya terminado de arrancar, aunque han comenzado los primeros atisbos de cambio. Si bien el impulso de las sucesivas ediciones del PIVE –con las que el Gobierno retomó en 2012 los incentivos a la compra– ha evitado el desplome del mercado, el sector arrastra un déficit de más de tres millones de matriculaciones en los últimos cinco años. Este déficit ha disparado la edad del parque hasta los 11 años de media provocando un repunte en la siniestralidad.

Según la DGT, en marzo se rompió la tendencia bajista que se venía registrando, contabilizándose 76 accidentes de tráfico, frente a los 64 del mismo periodo del año anterior. Esta tendencia de alargar la vida del coche no es sólo patrimonio de las economías domésticas. Las empresas también han preferido contener el gasto en los últimos años, lo que les ha llevado a retrasar la renovación de la flota por ser uno de los capítulos más gravosos en sus cuentas, junto con los recursos humanos y la informática. Esta situación viene siendo muy significativa en el sector del ‘renting’, donde las compañías optaron por prorrogar sus contratos con los operadores antes que invertir en flotas, lo que ha hecho además que la oferta de coches usados jóvenes y de calidad en el mercado de ocasión se haya reducido considerablemente. De hecho, las empresas han pasado de conducir siempre el último modelo, cambiando de turismo cada tres o cuatro años, a aguantar casi cinco (4,6 años) con la misma flota.