Los nuevos Doctores Honoris Causa haciendo su entrada en el Teatro Falla. :: ANTONIO VÁZQUEZ
CÁDIZ

Fuster y Willerson, dos cardiólogos para mejorar el corazón de la UCA

Dos de los médicos más prestigiosos del mundo entran a formar parte de la lista de Doctores Honoris Causa de la Universidad gaditana

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El Gran Teatro Falla de Cádiz acogió ayer la ceremonia de investidura como Doctores Honoris Causa de dos de los cardiólogos más prestigiosos del mundo, el español Valentín Fuster y el estadounidense James T. Willerson. El acto contó con la presencia de los médicos e investigadores que participan estos días en Cádiz en el X Foro Iberoamericano de Cardiología.

El padrino de Fuster, el doctor Alipio Mangas Rojas, destacó su excelencia no solo como profesional y docente, sino también personal. A continuación, el propio Valentín Fuster entró de lleno en la vida académica de la UCA impartiendo una clase magistral a modo de discurso en la que expuso algunas de sus principales líneas de trabajo e investigación. Partiendo de la base de que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en el mundo, Fuster centra sus estudios en dos variables que afectan directamente a la prevención y al desarrollo de las cardiopatías: la edad y la educación. Explicaba ayer el doctor que se puede y se debe trabajar para mejorar la salud del corazón tanto en la infancia como en la edad adulta y en la tercera edad. En cada momento de forma diferente, pero siempre con la conciencia de que unos hábitos saludables, como el ejercicio, no fumar o comer de forma equilibrada son la clave de un éxito que, eso sí, siempre estará marcado por el componente genérico de cada cuál.

Valentín Fuster introdujo en su alocución un aspecto imposible de obviar en un momento como el actual: la economía. Según dijo, los tratamientos derivados de las cardiopatías están llegando a suponer un gasto insostenible para la sociedad, por lo que hay que replantearse la prevención de estas enfermedades como una auténtica inversión. Adquieren en este sentido una importancia fundamental tanto la educación para la salud como la introducción de nuevas tecnologías que permitan diagnosticar lo antes posible el riesgo de sufrir una enfermedad que a menudo es invisible hasta que se produce el tan temido infarto.

El cardiólogo catalán asegura que, tras sus muchos años de experiencia en la medicina, ha aprendido que «promover la salud es mucho más importante que alargar la vida».

A continuación, después de recibir el birrete, el libro de la ciencia, el anillo de la antigüedad, la medalla y los guantes que lo convierten en miembro de pleno derecho de la UCA, tomó la palabra el padrino del segundo cardiólogo que ayer era investido como Honoris Causa, James T. Willerson. El también doctor Enrique Otero Chulián lo presentó como «una leyenda viva de la cirugía cardiovascular», un profesional considerado como «uno de los veinte cardiólogos más excepcionales de los Estados Unidos».

Willerson agradeció la consideración de la Universidad de Cádiz, y pronunció un discurso también basado en la importancia de prevenir la «epidemia» en la que se han convertido las enfermedades derivadas del corazón. Aportó algunos datos, como que en su país cada 33 segundos muere una persona por esta causa.

Willerson hizo un llamamiento a la unidad para luchar contra este mal, tanto entre los profesionales del sector sanitario como entre los gobiernos de todo el mundo.

El rector de la UCA, Eduardo González Mazo, recordó que los dos médicos se unen a un elenco compuesto por «veintidós figuras relevantes» que, precisamente, abrió otro eminente cirujano cardiovascular, William Glenn.