La hermandad de la Defensión se reinventa gracias a sus estrenos

La hermandad de la Defensión cambia, mejora, crece a pasos agigantados. Fruto de la intensidad de su trabajo, de la devoción de sus hermanos, del compromiso de sus devotos. Fruto de todo eso y mucho más, lo cierto es que la cofradía de Capuchinos es un ejemplo de tantas cosas, que enumerar los logros de la corporación sería tarea inacabable. Este año, pese a que estrenan bordados de las caídas del paso de palio, la hermandad ha querido dar un paso al frente más, estrenando y completando de esa manera el cuerpo de acólitos de la cofradía.

La corporación ha vuelto a confiar en David Calleja para este asunto, y el resultado se puede comprobar, ya que está magníficamente expuesto por la mayordomía de la cofradía, en la iglesia conventual de Capuchinos.

Realizadas por el bordador portuense David Calleja, tanto las dalmáticas como el ropón del pertiguero siguen el estilo en corte y materiales del cuerpo de dalmáticas del paso de Cristo. Al igual que ocurriera con sus predecesoras, las dalmáticas están cargadas de simbolismo y detalles que las hacen piezas únicas en su estilo, y que solo sirven para esta advocación mariana, reforzando el estilo propio que la cofradía quiere adquirir. Sobre soporte de terciopelo morado se conforma el dibujo que representa todo un mundo mariano pensado por y para la madre de Dios, Expectación de María Reina y Señora de la O.

A modo de capilla, dos pilastras barrocas dividen la dalmática, dejando el hueco para una capilla lobular que centra en cada una de ellas, una pintura con advocaciones de la Virgen, vinculadas tanto a la ciudad como a la hermandad. Además de originalidad, le aporta un valor inusitado a la obra, ya que aparte de telas, lentejuelas y tor