PAN Y CIRCO

LA OTRA REALIDAD

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Menos mal que el mamporro de Cristiano Ronaldo ha venido a poner un poco de cordura en este mundo que nos rodea. El fútbol sigue teniendo el mismo efecto que las plantas adormideras y es capaz de desviar nuestra atención de asuntos ciertamente preocupantes e infinitamente más importantes. Pero con sólo echarle un vistazo a la realidad cotidiana, es mil veces preferible montar un debate en torno a la cartulina roja que vio el astro luso, al papel de víctima o verdugo que viene desempeñando el jugador del Málaga coprotagonista de la acción o a cómo se han tomado en el país de las seis copas que comparen las artimañas del nueve madridista con las del divino Messi.

No hay comparación posible con cualquier otro asunto cotidiano. Que Zapatero pretenda que vayamos a currar en vez de al asilo o que en Haití haya ocurrido una tragedia que los mismos países que ahora se afanan en reparar pudieron evitar son nimiedades que sólo vienen a ensombrecer un invierno de mucha agua y poco frío cuando lo realmente importante está en el duelo dialéctico que mantienen Barça y Madrid desde que comenzó la Liga. Frente a una maquinaria perfectamente engrasada con algún día tonto nos encontramos con un presidente, un club, una afición, unos jugadores y media España deseando revertir el actual reparto de poderes. Porque la principal conclusión que uno puede sacar de este asunto es que Florentino Pérez y compañía les han visto las orejas al lobo mucho antes de lo previsto. La Cristiano dependencia es un reconocimiento público de las carencias de un equipo hecho a base talonario, pero que no termina de mostrar su presunto potencial. Los de Pellegrini van a remolque de los de Guardiola a nivel doméstico y de algunos clubes más a nivel continental por lo que la décima en el Bernabéu se presenta como un bonito sueño hasta que llegue el batacazo.