Los 'skaters' reclaman su espacio

La lluvia no pudo con ellos. Un centenar de 'skaters' que a diario practica este deporte por las calles de Jerez se concentró ayer a las puertas del Ayuntamiento con el fin de reivindicar sus derechos. Los jóvenes protagonizaron una protesta pacífica que desafortunadamente para ellos no pudo culminar como estaba previsto en un principio, ya que las inclemencias meteorológicas impidieron que desfilaran con sus monopatines por las principales vías del centro.

Aún así, los manifestantes dejaron oír su voz y reivindicaron un espacio adecuado para practicar su deporte favorito con todas las garantías, que evite accidentes como el ocurrido el pasado lunes a Guillermo Aguilar, que sufrió un esguince por patinar en una pista municipal en mal estado.

Las reivindicaciones del colectivo, que cada vez es más nutrido, vienen de lejos, ya que se puede decir que nunca han contado con unas instalaciones dignas y acordes con sus necesidades. Su periplo por diversas zonas de la ciudad les ha hecho famosos, especialmente en lugares como la plaza del Caballo, donde los vecinos se dedicaron a hacer una campaña de acoso y derribo contra ellos que acabó en el destierro.

Una de las principales cosas que se les achacaba era el «destrozo» del mobiliario urbano y la peligrosidad que supone el hecho de que utilicen el monopatín en plena calle, ante la posibilidad de que se les pueda escapar y herir a alguien. Ellos, por su parte, se sienten «defraudados» ante el supuesto abandono del Consistorio, al que acusan de no velar por sus derechos y facilitarles un recinto adecuado.

La última esperanza la habían depositado en la pista ubicada en el entorno del estadio Chapín, que tras un año de existencia presenta una serie de deficiencias que la han convertido en un peligro. A todo el problema de infraestructura se une las críticas a la actitud policial, algo de lo que se quejan muchos de ellos, argumentando que los agentes les «hostigan» simplemente por practica un deporte.

«Muchas veces ha venido la Policía a pedir datos o a echarnos -lamentan- y muchas veces hemos corrido. ¿Por qué tenemos que correr, desde los más pequeños hasta los mayores, delante de la Policía como si fuésemos criminales?». Una pregunta sin respuesta que esperan dejar de hacerse muy pronto, cuando en la ciudad se les dé por fin el hueco que tanto demandan.