PAN Y CIRCO

VIVA AUSTRALIA

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El mes de enero, además de traernos coplas de Carnaval, también se caracteriza por el arranque de la temporada tenística con el Abierto de Australia. Es el típico torneo al que le hemos ido cogiendo cariño a medida que 'los nuestros' han ido haciendo progresos en pista rápida. Hemos ido comprobando que Melbourne vive intensamente este deporte y que su hospitalario público irradia simpatía en pleno mes de verano. Prueba de ello fue la chica que este miércoles, a pleno pulmón, le pidió matrimonio a Rafa Nadal, justo cuando éste se disponía a receptar un saque del eslovaco Lukas Lacko. En circunstancias normales, la propuesta no hubiera sentado muy bien, por aquello de que se desconcentra al protagonista pero, esta vez, provocó la carcajada generalizada, incluida la del susodicho. No tan contento se mostró el estadounidense Donald Young cuando vio que su partido ante el belga Rochus tuvo que ser detenido durante 40 minutos después de que uno de los niños recogepelotas se orinase encima. Hubo que sustituirlo por otro, imagino que también cambiarle los pañales al anterior, hubo que echarle a la pista serrín, secar la parte mojada con un ventilador. En fin, de película de Woody Allen. Por si no fuese suficiente el interés que ya suscita de por sí el torneo, en esta edición todas las miradas se centran más que nunca en el vigente campeón, en Nadal que defiende título. Ha empezado con fuerza y con ganas, dos de sus mejores cualidades que nunca ha abandonado a pesar de que los derrotistas se empeñen en insistir en lo contrario. Los desalmados han aprovechado la mínima y ridícula ocasión para asegurar que el mallorquín estaba acabado. ¿Igual que cuándo se decían las mismas tonterías sobre Roger Federer, quien por cierto, ha recuperado el trono mundial? ¡Pero si sólo tiene 23 años! A poco que las lesiones le respeten, tenemos tenis del bueno para largo.