Opinion

El chivatazo

Asusta pensar que el Estado, en el que siempre aparece Interior, haya colaborado con el etarra de la caja fuerte

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Ala misma hora en que Zapatero explicaba en Estrasburgo su hoja de ruta para el semestre europeo, la oposición pedía en Madrid explicaciones sobre el 'caso Faisán'. El presidente cree que su papel en Europa le servirá para dar la vuelta a las encuestas, que recuperará la confianza que ahora no tiene, que será creíble para aquellos que le votaron y hoy no lo harían. Pierde el tiempo. Europa no le dará lo que España le ha quitado: seguridad para ganar dos elecciones generales. La experiencia dice que en asuntos donde la fe y la confianza juegan con determinación sólo hay una oportunidad. Su propuesta de crear un gran pacto social europeo no es nada en un país que cuenta los parados por millones y en el que cada vez nos creemos menos a los políticos. Sólo faltaba que se confirmara que un policía soplón evitó que fuera detenido el jefe de la extorsión terrorista y del llamado 'impuesto revolucionario'.

La información que ayer contaron los periódicos de Vocento sobre el 'chivatazo Faisán' exige una explicación del Gobierno urgente que permita determinar responsabilidades penales y políticas. Cuesta pensar que el ministro más listo del Gobierno -y no es despectivo el adjetivo-, pueda errar de forma tan ordinaria. Cuesta creer que respondiera con un escueto 'no' a la pregunta del PP sobre la implicación de policías en este asunto. Se hace difícil imaginar tanta estulticia en una operación que tiene en el pico de la pirámide, por acción u omisión, a Alfredo Pérez Rubalcaba.

Asusta pensar -si es verdad simplemente aterra- que el Estado, esa cosa tan evanescente en la que siempre aparece el Ministerio del Interior, haya colaborado con el etarra de la caja fuerte. Es un insulto que pasara en el denominado proceso de paz. Pero, con todo, lo más preocupante es comprobar que la acusación de la colaboración policial no sea de un periódico, ni del PP, ni tenga su origen en un papel de ETA. Es el mismo informe policial el que determina que fue la Policía, con el ex director general del Cuerpo a la cabeza, la que necesariamente evitó la detención de Joseba Elosua. Si el Estado de mi país colaboraba con ETA mientras el Gobierno me vendía un improbable proceso de paz, ¿en qué país vivo yo? Si la policía colabora con los malos, ¿en manos de quién estamos? Si el que debe darnos seguridad se alinea con el que mata y extorsiona, ¿qué podemos esperar?

Groucho Marx escribió que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados. Repito, fue Groucho el que lo dijo, aunque hoy parece que su autor es Rubalcaba. Y la verdad, cuesta creerlo porque el ministro nunca falló a la hora de concretar un diagnóstico. Quizá no haya tenido tanta suerte a la hora de aplicar remedios.