PAN PARA HOY

La gran minoría

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Cada año la misma canción; los que somos más, otra vez, estamos en minoría, económica, de acuerdo, pero minoría. No mire para otro lado, que usted también es de los que se quedaron en el bombo gordo después del último giro. Un premiado no estaría hoy leyendo el periódico. Y mire que su número era bonito, ¿verdad? Como el mío, y se lo trajo su pariente de la administración en la que tocó el año pasado, sí, amigo, yo también participo de esas liturgias. Pero los de San Ildefonso cantan la partitura que les escribe don Azar, que, como su propio nombre indica, es un señor muy caprichoso. Y por cierto, compone con el culo. Pero no quiero que se desanime, piense que hay otras loterías a la vuelta de la esquina. Igual su número es el que tiene premio de amor al año que viene; ese premio gordo que lleva esperando desde que se apagó el anterior regalo de Cupido. Puede que sea usted el depositario del décimo que escuchará 'benigno' después del resultado de la analítica que tanto le asustaba. Tenga en cuenta que hay pedreas de trabajos que llegan en el momento en el que Dios más aprieta, y desahogan la circunstancia. Quién sabe, quizá su boleto esté agraciado con una Navidad que le despierte la espiritualidad dormida, ¿tiene eso precio? Imagine que, por una extraña coincidencia, es usted uno de los pocos agraciados que, el año próximo, descubrirán el sentido de la vida, esa arca perdida en la selva de las utopías. Hay revisiones de coche donde el mecánico no encuentra nada y sólo cobra la hora y el IVA, alguna vez tendrá que tocarnos ese premio. Como la noche que los planetas se alinean de tal manera que pides fuego y te dan un volcán en erupción; ¿por qué no puede caernos esa breva? Hay muchos premios esperando en la tómbola de la vida, no conviene perder la esperanza, compañero del bombo gordo. ¿No consuela, verdad? Bueno, había que intentarlo. Feliz Navidad, pero, de momento, pasen buen día.