El Gobierno italiano se vio obligado a desplegar al Ejército para retirar la nieve acumulada en las calles de Milán. :: EFE
MUNDO

El temporal se cobra cien vidas en Europa

Las compañías de transporte anuncian que la mayoría de los afectados no podrán pasar las fiestas de Navidad en sus destinos Miles de viajeros quedan atrapados en aeropuertos, estaciones de tren y carreteras

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Mientras en la Europa occidental, la más adelantada, la gente pierde la paciencia atrapada en aeropuertos, estaciones de tren o carreteras víctima del mal tiempo, en la otra Europa, la del Este, los ciudadanos lo que pierden es la vida, literalmente congelados. La cifra de muertos en los últimos días ha superado el centenar en el centro y la mitad oriental del Viejo Continente.

Desde el fin de semana una cuarentena de polacos -casi setenta desde principios de mes- han sucumbido al frío, calibrado en unos veinte grados bajo cero. En Ucrania, cinco escalas más arriba en el termómetro Celsius redujeron el número de víctimas, sólo veintisiete. El Gobierno de la República Checa notificó que doce de sus compatriotas -la mayoría indigentes considerados SDF (sin domicilio fijo)- han perecido en las calles, mientras que en Rumanía fueron once y la ola gélida se cobró cinco vidas en Bosnia-Herzegovina.

Los caídos occidentales los pusieron Reino Unido (8), Alemania (6), Países Bajos (4) y Austria (3) y Francia (2), casi todos en accidentes de tráfico. La región germana de Bavaria batió el récord negativo de temperatura, con 33 grados bajo cero. Allí falleció un bebé de dieciocho meses alcanzado por una ventana arrancada por el viento.

Gobiernos y meteorólogos coinciden en que el invierno les ha pillado desprevenidos, como si las Navidades no fueran ya fechas propicias para pensar en su llegada. Y el despiste ha costado vidas en el este y caos circulatorios en el oeste. Las nevadas y las temperaturas bajo cero vuelven a cargar las armas de las distintas oposiciones para criticar más o menos interesadamente a los actuales dirigentes políticos.

El Eurostar, el tren que une por debajo del Canal de la Mancha a Londres con París, comenzó a funcionar ayer, eso sí limitadamente, tras cuatro días de falta de servicio por un problema de falta de sintonía entre las temperaturas de sus sistemas eléctricos subterráneo y exterior. La crisis parece cerrarse con atrasos, cancelaciones y algunos viajeros que se vieron obligados a dormir en el túnel.

Los aeropuertos, lógicamente, son los grandes perjudicados por la aparición de la nieve y la cancelación de vuelos es una práctica habitual. Ocurrió en todo el continente, pero quienes peor paradas quedaron fueron las pistas de los de Milán-Malpelsa y Milán-Linate, que tuvieron que clausurarse por el temporal que azota el norte de Italia al igual que otras terminales transalpinas como las de Bérgamo y Génova. La mayoría de los viajeros tuvieron que pasar la noche en ellos al quedar saturados los hoteles.

Dormir en el aeropuerto

Además, en Roissy-Charles de Gaulle sólo partieron la mitad de los vuelos, cifras similares de cancelaciones se manejaron en Fráncfort o Dusseldorf y setecientas personas pernoctaron de lunes a martes en Amsterdam-Schipol. Tampoco se salvaron los de Gatwick, Heathrow, Stansted, London City y Luton, en Londres; y el de Manchester. En Portugal las lluvias torrenciales afectaron a la terminal de Oporto. Algo similar pasó en Amberes y Bruselas.

Por carretera o vía férrea parece complicado circular. Retenciones kilométricas se repiten en casi todos los países. Varias autopistas continentales está bloqueadas por hasta un metro de nieve y los servicios de tren han sufrido descarrilamientos, cortes de líneas y desprendimientos. Además, las autoridades impusieron límites de velocidad, lo que también contribuyó a aumentar los retrasos. Por supuesto, los servicios marinos, sobre todo transbordadores, han quedado cancelados por la borrasca atlántica.

Asimismo, problemas en las líneas eléctricas y sobrecargas por un consumo inhabitual de energía causan colapsos a numerosas compañías de suministro eléctrico. Francia ha sido la más perjudicada y el lunes dos millones de personas se quedaron sin fluido en la región de Provenza, los Alpes y la Costa Azul.

Europa entera se encuentra en alerta -de distintos colores según los países- por las mayores nevadas de los últimos cuatro años. Pero en todos los casos existen recomendaciones comunes: evitar desplazamientos que no sea imprescidibles, no aparcar vehículos cerca de árboles -se anuncian rachas de hasta 190 kilómetros por hora- o en las proximidades de las costas, donde las olas alcanzan los tres metros y medio. De hecho, en la isla de Sylt, en Hamburgo, se extrae arena de la playa para erigir diques que protejan de la anunciada subida del mar.

Europa está sumida en un caos y las compañías de transporte anuncian que la mayoría de los viajeros no podrán pasar las fiestas navideñas en sus destinos.