Ramón Pravia

Nos ha dejado, se ha marchado a otras tierras, a otra besana para dirigir esa agricultura que tanto le entusiasmó durante toda su vida. No tenía descanso, todo el que quisiera acompañarlo se quedaba atrás cuando recorría esos campos dando zancadas y fijándose en cada detalle de cómo se hacía la labor. Su vivacidad le hacía acordarse de todo y de todos los operarios, que aunque fueran más de cien sabía el nombre de cada uno y cuando pasaba junto a ellos le solía preguntar por su familia y problemas que tenía, era un filántropo.

Te marchaste a reunirte con tu querida Amparo y tu sobrino José, al cual conocí y traté. Era casi de mi misma edad cuando aquel accidente en el campo con un tractor se lo llevó.Las lágrimas que derramaste en aquel sepelio, en el que todo Jerez te arropó, la recuerdo después de más de cincuenta años. Hoy, como entonces, todo Jerez fue a despedirse de ti en Los Descalzos, esta vez arropado por tu gran familia, hijos y nietos que dejas.