ENMIENDAS AL PARADIGMA

Grietas en el paradigma

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A pesar de que el fracaso de la cumbre de Copenhague pueda ser considerado como el último de una serie de acontecimientos nefastos que nos obligan a calificar el año que ahora termina como 'horribilis', tengo para mí que hay motivos más que suficientes para celebrar el balance anual como positivo. No me refiero -por Dios- a eso que llaman «indicios de recuperación» económica, dado que en la mente de quienes eso anuncian no suele haber más que añoranza del 'estatus quo' que tanto quebradero de cabeza nos está trayendo, y no sólo por lo que se refiere a la crisis de ahora, sino por las escasas perspectivas de futuro de un sistema que, evidentemente, se lleva mal con los grandes conceptos (Libertad, Igualdad, Fraternidad) que la modernidad sólo conserva hoy como promesas incumplidas.

Los motivos de esperanza (al menos los de un servidor) van más allá de una posible vuelta a más de lo mismo. Soplan «vientos de desgüace», es verdad, pero el aire trae también claros indicios de que algo sutil, aunque determinante, está ocurriendo. Por motivos tan aparentemente diversos como pueden ser el cambio climático, la insultante remuneración de los banqueros, el estrepitoso fracaso de los planteamientos (neo)liberales, la escandalosa situación laboral de los jóvenes, la persistente y descarada apropiación de recursos por parte del mundo «desarrollado», la culminación del proceso des-socializador (incluyendo la despolitización de la política) fomentado por los poderes económicos., y un largo etcétera, lo cierto es que aspectos de nuestra realidad económica, social y política, que hasta hace poco ni siquiera se ponían en cuestión, son ahora crecientemente rechazados por una opinión pública más incrédula ante ciertos cuentos que cada vez evidencian con más claridad su carácter engañoso.

Son grietas que amenazan con acabar con el viejo paradigma, con su credibilidad primero, y con su hegemonía después. Así fue como el conocido teórico de los paradigmas (el historiador y filósofo de la ciencia Thomas Kuhn) concibió la sustitución de un modelo o paradigma viejo por otro renovado. Evidentemente, no sabemos a ciencia cierta lo que nos deparará el futuro. Pero no deja de ser positivo que se empiece a perder el respeto a unos viejos dogmas que nos impiden afrontar ese futuro con creatividad, alegría y entusiasmo, virtudes que -lector, lectora- deseo no le abandonen en el nuevo año.