Artículos

Santidad

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hay más personas buenas que peores todavía. De lo contrario, la vida en este planeta, que ya es muy dificultosa, sería imposible. Un poeta 'beatnik' dijo: «Tú eres bueno porque llevas una buena vida». No andaba descaminado del todo, pero no siempre es así.

Numerosos seres humanos han aspirado a que transcurra su existencia sin hacerle daño deliberado a nadie, que no es poco. Ahora, para acabar el año como Dios manda, el Papa Benedicto XVI ha dispuesto que sean declarados «venerables», entre otros, los Papas Pío XII y Juan Pablo II. También ha reconocido con tan alta categoría a Manuel Lozano, llamado 'Lolo', un ser humano admirable, a pesar de ser periodista, al que tuve el honor de conocer, a fray Leopoldo de Alpendeire, al que no conocí más que en estampitas, y a José Tous, sacerdote capuchino al que jamás tuve el gusto.

La verdad es que me parecen pocos compatriotas. Habría muchos más si el Vaticano rastreara más minuciosamente. No sirve ese taimado refrán que asegura que de riqueza y santidad, la mitad de la mitad. Lo que ocurre es que «la perfección y carencia de toda culpa» es bastante inhumano. En general, la Santa Madre Iglesia ha sido más proclive a otorgarle ese rango a pastorcillas analfabetas, para que certificaran que se les había aparecido la Virgen, que a notarios, para que dieran fe. En fin, ya dijo Chesterton que lo más curioso de los milagros es que ocurren, pero no es cuestión de exigírselos a nadie.

En este momento de crisis de vocaciones quizá sea inteligente promover ejemplos, aunque algunos sean tan discutibles como Pío XII o tan impetuosos como Juan Pablo II. Acaso estos reconocimientos fuera mejor dejarlos para algo más tarde. Pero para luego puede ser tarde.