PAN Y CIRCO

Dulces lágrimas

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Seis títulos en apenas siete meses. O sea, toda la gloria que un club puede alcanzar. Ningún otro grande del planeta fútbol ha sido capaz de lograr la hazaña del FC Barcelona. Quién podía imaginar de lo que sería capaz de lograr con este equipo cuando el novato Pep debutó en el banquillo del Camp Nou. Porque el éxito de este Barça, no se olvide, se ha basado en el trabajo, seriedad, psicología y perseverancia de Guardiola. Desde el primer instante supo estar más cerca de sus jugadores que del incontrolable entorno, hasta lograr un bloque para la leyenda del fútbol mundial. Su filosofía de que al éxito se puede llegar jugando como los ángeles o sufriendo, ha sido clave. Es decir, sabe jugar y sabe ganar, sin renegar de sus principios ni siquiera en la agonía. El Estudiantes -un rival rocoso y bien armado- puso a prueba su paciencia, coraje y casta. Incluso supo sobrellevar el pésimo arbitraje que le tocó en mala hora. Rebobinando la película del partido, visionando en los bosques de la memoria, uno llega al convencimiento que este Barça supo luchar contra los elementos. Ya advirtió Pep a los suyos: «Si ganáis seréis eternos». Ya lo son. Porque este Barça ha entrado en la historia del club como lo hicieran Basora, César, Kubala, Moreno, Manchón... Quiero decir con esto que no habría sido justo que con un equipo de fábula, ya legendario, como es el de Guardiola, vencedor de seis títulos, no entrase en la más grande leyenda de la historia del barcelonismo. Pep ha borrado de un plumazo aquel complejo de inferioridad que acompañó al Barcelona durante décadas. Pep ha dado esquinazo por fin a aquel Dream Team de Johan Cruyff, cruel referencia en los momentos de penumbra. Ha sido tan colosal lo conseguido en Abu Dhabi que el siempre tranquilo joven entrenador azulgrana acabó derrumbándose y llorando de emoción. Dulces lágrimas.