Apostar por la vida

El diccionario, en su primera acepción, define la palabra 'economía' como la administración eficaz y razonable de los bienes. Y la palabra 'sostenible', como un proceso que puede mantenerse por sí mismo.

Ateniéndonos al significado de estas dos palabras, podemos afirmar que la tan nombrada 'economía sostenible' está muy lejos de ser alcanzada y aplicada por el mundo desarrollado. Por el hecho de mencionarla insistentemente de forma retórica y, a veces, demagógica, no vamos a conseguir entrar en esa auténtica sostenibilidad que los humanos necesitamos para la supervivencia. Hace mucho tiempo que los países desarrollados han rebasado los límites de lo sensato y prudente en el consumo de recursos. Hace mucho tiempo que nuestros excesos están poniendo en peligro nuestra salud y la del planeta.

El presidente Zapatero, con la aprobación del proyecto de Ley de Economía Sostenible -aunque de forma tímida e imprecisa-, apunta en la dirección correcta. Y, en la Cumbre del Clima de Copenhague es imprescindible que se consigan compromisos vinculantes encaminados a la reducción de emisiones. Vivir de forma sostenible es ser lógicos, previsores e inteligentes; es, sobre todo, apostar por la vida.